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El Gobierno no confía en casi ninguno de sus socios y aliados para prolongar una legislatura que agoniza desde que empezó, y hace bien en no confiar. Sus bazas para afrontar la fragilidad y resistir el mayor tiempo posible son la economía y la geopolitica internacional.
La primera no es tan consistente como el Gobierno y sus mayordomos pretenden hacernos creer. Negar la mejora de la situación económica después de la pandemia es tontería: se ve en la calle. Estamos aumentando el empleo de manera espectacular y hemos crecido en 2023 cuatro o cinco veces más que la media de la Unión Europea. Nadie que no esté cegado por la ideología o parasitado por la crispación partidista puede negar la evidencia.
Lo que pasa es que también esta realidad tiene sus matices. La bonanza económica y las mejoras sociales asociadas (como las subidas de las pensiones y el salario mínimo) conviven con otras realidades que las contradicen o las tiñen negativamente. Ejemplos: la renta real por hogar se mantenía en 2023 más de dos puntos por debajo de la de 2007, sólo Italia y Grecia estaban peor dentro del conjunto de los 34 países de la OCDE; el poder de compra de los asalariados es hoy día un 2% más bajo que en 2019; solamente el 16,3% de los siete millones de jóvenes entre 16 y 29 años está emancipado, frente a un 31,9% de la Unión Europea; cuatro de cada diez beneficiarios potenciales del ingreso mínimo vital desconocen incluso su existencia; los precios de la vivienda en alquiler han subido un 64% en diez años; los bancos españoles obtuvieron el año pasado los beneficios más altos de su historia; llevamos años disputándole a Rumanía el último puesto en la cola de la pobreza infantil en Europa (en 2022, el 27,8% de los niños y adolescentes vivían en hogares en riesgo de pobreza)... Todos son datos oficiales.
Por el contrario, la gestión de Pedro Sánchez en política internacional, aun con algunos lunares, está siendo impecable. Ha respaldado sin dudas ni fisuras a la Ucrania agredida por el imperialismo de Putin, sin importarle las objeciones de sus socios de gobierno anclados en el antiimperialismo bolchevique, se dispone a aumentar el gasto en Defensa que necesita la OTAN en el momento actual, defiende activamente la solución de los dos Estados para la crisis de Oriente Medio y ha logrado para España un mayor peso en el escenario del mundo. Lo va a seguir explotando. Lógico.
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