Tinta y borrones

Queridas niñas

No sé si con vosotras se habrá logrado llegar a la meta, pero esperamos haber allanado algo la ruta

Queridas niñas. Querida Carmen, querida Lorena, queridas Julia y Sofía, querida Elena -aún no has llegado pero ya hay mucha gente que te queremos-, queridas Alicia y Beatriz, queridas todas. Me gustaría contaros algo. Vosotras aún no lo sabéis, pero creo que algo está cambiando. Vuestras madres y muchas otras mujeres estamos poniendo todo de nuestra parte para que el mundo en el que os toca vivir, crecer, ser personas, sea un poco mejor, con más oportunidades y menos desigualdad. Y creo que algo está sucediendo. Veréis. Hace unos meses miles de mujeres nos echamos a la calle para exigir que nos traten igual a los hombres. Espero que cuando seáis capaces de definir igualdad todo esto os suene a muy extraño, pero lo cierto es que tuvimos que protagonizar una de las movilizaciones más multitudinarias que se recuerda -y que llamó la atención de toda Europa- para clamar que debemos cobrar lo mismo que los hombres, que no nos juzguen por nuestro físico o modo de vida, que no cuestionen nuestros logros profesionales y que podamos ir por la calle sin miedo.

No os voy a engañar. Vuestras abuelas y las nuestras lo tuvieron mucho peor que nosotras. Ellas sí que fueron unas valientes en una época en la que no se podía dar un paso sin el consentimiento de los hombres y en la que estaba mal visto hasta trabajar fuera de casa. Nosotras sólo hemos recogido el testigo de su ejemplo para poder dar un paso más en este camino tan largo. No sé si con vosotras se habrá logrado llegar a la meta, pero esperamos haber allanado algo más la ruta.

Quiero deciros que podéis ser cualquier cosa que imaginéis, que no os dejéis influir si todavía hay alguien que os dice que eso no es cosa de mujeres. Quiero contaros que podemos ser ministras y directoras de periódico, empresarias, ingenieras, guardias civiles o lo que sea. Ahora son solo unas pocas la que están llegando ahí, pero se están convirtiendo en el ejemplo de las generaciones que están por llegar. Me gustaría deciros que sigáis pensando que se puede y que cuando lleguéis a vuestros objetivos nadie os ponga en duda, nadie critique por qué hay más mujeres que hombres en vuestra empresa o nadie recele de que estéis al mando o en un cargo de relevancia. Que nadie os diga que quiere hablar con el jefe, cuando tú seas la jefa, ni que se ría de vosotras por tener sueños y defenderlos. Y creo que lo estamos consiguiendo.

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