Hacer un pronóstico de los resultados es muy complicado. Hay cosas que parecen estar claras, pero las sensaciones son muy peligrosas en materia electoral. A veces funcionan, otras no, y es tremendamente difícil escaparse plenamente del sesgo que cada uno tenga, incluso sin poso ideológico, sino por conocer –o creer conocer– las características personales de los candidatos o las solvencias de las listas. Yo estoy muy oxidado en estos trámites de cuentas, pero me atrevo con el ejercicio.

En cuanto al fondo, constatemos que pocos electores tienen plena certeza de qué haría un nuevo gobierno del PP o uno alternativo del PSOE. Los programas electorales, cada vez más infumables y tardíos, no representan una guía fiable. De los grandes asuntos que pueden determinar la elección, imagen de ciudad, impuestos y economía en general, seguridad, limpieza, proyección, servicios sociales…, el elector medio ya tiene decidida su opción, aun a grandes rasgos. Es decir, sin muchas concreciones, los electores a una semana de las elecciones ya tienen claro si prefieren un gobierno de un lado o de otro. Las percepciones finales harán su trabajo esta semana.

La sensación general señala que el PP encabeza y se come todo el terreno que deja Ciudadanos con claridad. Esto pone el casillero de la siguiente manera: El PP sube, y mucho, porque suma íntegro el espacio de Ciudadanos. El PSOE, en la mejor hipótesis, mantiene sus votos de 2019, cuando le aupaba ser el partido del gobierno. Hacemos Córdoba puede sumar todos los votos de las antiguas candidaturas separadas de IU y Podemos, y Vox está en la misma franja que estuvo, algo a la baja, por la pirueta paracaidista de casi última hora. Operaciones cuantitativas basadas en una participación similar a 2019 al margen, esto da como punto estable de partida la siguiente combinación: PP, 14; PSOE, 8; Hacemos Córdoba, 5; Vox, 2. Esto es lo que sale, pero no lo que yo creo.

Para un cambio de gobierno se necesita una movilización muy alta de participación y que una mayoría clara de los electores recuperados para el voto se decanten por la alternativa concentrando el voto en quien más opciones tenga. Esto no es muy previsible: ni que aumente ni que el aumento fuera contribuyente neto. En cambio, con el suelo de antes, sí existe la posibilidad, sin necesidad de aumento de participación, de que 1) se descuente el plus de gobierno que tuvo el PSOE en 2019, lo que lo pondría a la baja, 7, y 2) se active el voto útil en favor del PP, para evitar dependencias, 1-0 Vox –más o menos, como en Andalucía con Juanma Moreno–. Solo desde una perspectiva local, sin considerar el viento de frente o de cola que cada cual tenga a nivel país, el PSOE tiene difícil incluso repetir sitios y el PP está al borde, si no la pifia, de revalidar claramente. Si la semana es inteligente, el domingo próximo el PP se escapa. Y el lunes debería haber consecuencias.

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