Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Pólvora sanitaria

La sanidad andaluza no se va a privatizar, pero sí va a estar en el centro de la pugna política

Juanma Moreno no va a privatizar la sanidad pública andaluza. Porque no puede y porque no quiere. Podrá hacer algún gesto en esa dirección para dar satisfacción ideológica a una parte de su partido y satisfacer expectativas de negocio de sus apoyos exteriores. Pero esos gestos no serán muy diferentes de los que ya hicieron los socialistas en materia de conciertos durante su larga permanencia en el poder o los que volverán a hacer si algún día lo recuperan. La presencia de operadores privados a los que recurre el Servicio Andaluz de Salud es una evidencia para los usuarios desde hace ya mucho tiempo, sin que ello haya supuesto una privatización encubierta. Lo mismo se hace en cualquier comunidad autónoma española, tanto en las gobernadas por la izquierda como en las que tiene administración de derechas. Administrar la sanidad es lo más importante que tiene que hacer una autonomía. Todo lo demás, excepto la educación, son bolas que se cuelgan del árbol de navidad para que hagan bonito. Nadie va a querer vender el árbol para quedarse sólo con las bolas de colores.

Pero Juanma Moreno es un presidente de derechas, aunque la etiqueta le resulte algo pesada y la intente diluir, a partes iguales, con centrismo y andalucismo. Como tal está sometido a una vigilancia que no soportaban sus predecesores socialistas. Cualquier acción que dé cancha para hablar de privatización sanitaria será explotada al máximo por sus rivales políticos. La publicación de una orden de tarificación de servicios que posibilita el desvío de pacientes de Atención Primaria a la privada ha sido una de las peores ideas que ha tenido el Gobierno andaluz en esta legislatura. La medida ha dado lugar a la correspondiente polémica y a una atropellada rectificación de la Junta, que ha tenido que aclarar vía Boletín Oficial que lo que se establecía era un procedimiento para casos excepcionales que no se pudieran atender con recursos propios.

Este error ha permitido a la izquierda morder en el tema sanitario y es un bocado que ya no va a soltar. En vísperas electorales es una cuestión con rentabilidad asegurada. Se ha utilizado en Madrid y se va a utilizar en Andalucía, donde los argumentos no podrán ser los mismos, pero sí parecidos. Todo parte de una realidad que sí es perfectamente constatable y que da abono a las protestas. La sanidad pública, sobre todo la Atención Primaria, tiene problemas que se eternizan y a los que no se dedican recursos suficientes. Quizás porque la demanda nunca va a poder ser cubierta en su totalidad. La percepción de los usuarios es que no se les da el servicio que se merecen. Y eso es pólvora en unas elecciones.

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