Mensaje en la botella

Política de gestos

Llama la atención que en un contexto de bronca permanente, haya quienes busquen acuerdos

En ocasiones, hay pequeñas cosas, detalles, que tienen su significado porque vienen a consolidar un proyecto o una forma de actuar. Un ejemplo claro lo tuvimos en Córdoba el pasado jueves con la visita de la ministra de Defensa, Margarita Robles. Apenas estuvo por aquí unas horas, pero fue más que suficiente para dejar claras algunas cuestiones en torno a la base logística del Ejército de Tierra. Vino a conocer los terrenos en los que se levantará la instalación y aspectos técnicos de la iniciativa, además de mantener un encuentro con el Ayuntamiento y con la Junta de Andalucía. Robles no dejó grandes titulares ni aportó mucho más a lo que ya se sabía sobre la base, pero su presencia en Córdoba tiene su valor, ya que despeja algunas dudas -si es que alguien las tenía- sobre esta iniciativa.

En primer lugar, se ratifica por un responsable del Gobierno que el proyecto se desarrollará en la ciudad. Además, incidió en el impacto que tendrá en todo el territorio andaluz y, de paso, reiteró que será una referencia para el resto de países de nuestro entorno en materia de Defensa. También expuso que se trata de una propuesta que está fuera de la legítima pugna política entre los partidos y que debe servir como ejemplo ante los ciudadanos, para que vean que la colaboración entre administraciones de distinto signo es posible, e incluso necesaria, en estos tiempos de pandemia.

Algo parecido se puede decir del encuentro que mantuvieron el mismo día el presidente de la Junta, Juanma Moreno, y el nuevo candidato del PSOE en Andalucía, Juan Espadas, una cita a priori protocolaria, pero de la que salió la voluntad de ambos por trabajar para que se apruebe la Ley del Suelo de Andalucía -denominada Lista- y que el gobierno de PP y Cs no ha podido sacar adelante por la negativa de Vox. En este caso, ese giro del líder socialista puede interpretarse como una forma de diferenciarse de su antecesora, Susana Díaz, o tal vez obedezca a su deseo real de reconducir las relaciones de su partido con populares y naranjas. O ambas razones a la vez. ¿Por qué no?

En cualquier caso, se trata de puestas en escena que llaman la atención, sobre todo en un contexto en el que la bronca y el enfrentamiento están a la orden del día, como si fuera la única forma de ganar protagonismo, votos y, de paso, tapar las carencias y vergüenzas propias o la falta de liderazgo, porque de todo hay en la viña de la política.

Puestos a elegir, mejor quedarse con esa política de gestos que busca trasmitir que el acuerdo entre diferentes es posible, que revela que sin renunciar a principios ideológicos -el que los tenga- se pueden consensuar acciones que mejoren la vida de la ciudadanía, que debería ser el principal objetivo de quienes se dedican a la cosa pública. Lo preocupante es que esos mismo gestos son tan escasos, que se convierten en noticiosos cuando se producen. Una pena.

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