Entre el calor sofocante, el debate, los actos de campaña y las graduaciones varias de todas las etapas, se ha pasado la semana. Estos días en los que es tan difícil obviar el asunto de la nueva ola de temperaturas insoportables, en los que el tema de conversación más trillado es el cambio climático -su negacionismo o su rotunda evidencia para otros- la cuestión comparte espacio en la tertulia con el resto de materias que han venido conformando la semana.

Más allá de los calores y los eventos de fin de curso, la campaña va avanzando y en cada esquina hay un candidato que opta por el cuerpo a cuerpo, para complementar el debate del lunes pasado. No sé si lo del lunes fue o no un debate. Me inclino porque el espectáculo televisado del otro día dista mucho del concepto de debate. La imagen de los seis candidatos evocaba más a la de aquel programa que presentaba Joaquín Prat llamado El precio Justo que otra cosa. Las intervenciones, al menos la mayoría, fueron una sucesión de monólogos, en las que cada uno decía lo que le venía en gana, intervenciones preparadas alejadas de lo que pudiera ser una réplica coherente con la que le precedía. Todos trataban de colar su mensaje y evitaban responder o confrontar con nadie. Un ¿dónde vas?, manzanas traigo...

A estas horas seguimos sin saber si el PSOE se abstendría, si el PP está a favor de la subida del SMI, si la izquierda puede llegar a algún acuerdo o si hay alguna posibilidad de que Vox pueda influir en las políticas que se apliquen a partir del próximo domingo. Me resultaba difícil pensar que alguien podía haber decidido su voto tras ese ¿debate?... pero hay muchas amigas, y hasta mi madre, que decidieron a quien votar después de verlo. Imagino que en ello influyó el tono, que en eso sí hubo diferencias.

Desde los premeditados tonos, cada uno optó por no salirse de lo ensayado, viniese lo que viniese del de enfrente. Del estridente, inoportuno y feroz, al templado, amable o vacío; el del sosiego, sereno o la discreta. De rifirrafes a la prudencia, algunos cruzando dedos para que los minutos corrieran sin entrar en charcos, sin ensañamiento, otras que a velocidad excesiva intentaban meter todo el contenido en sus tiempos.

Lo más claro es que seguiremos pasando mucho calor y que el tono pasado será concluyente a la hora de determinar el tono de mañana lunes. Estaremos atentos, abanico en mano, a la efectividad de los exabruptos o la quietud. Que los tonos también definen la tonalidad de nuestros inminentes votos.

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