Mensaje en la botella

Números con poco entusiasmo

Ni bajada de impuestos ni proyectos emblemáticos. Córdoba necesita algo más

Ala carrera, para que no se vean envueltos en la precampaña electoral que nos viene -como si eso fuera posible- el Gobierno de PP y Cs en la Junta de Andalucía ha hecho público el que será -si Vox no dice lo contrario- su segundo presupuesto autonómico. Tal vez ha levantado menos expectación que el actual, por aquello de que era el primero no socialista que se aprobaba en la comunidad, pero eso no resta importancia a un documento que debe ser -o debería- la piedra angular del devenir de Andalucía en el próximo año.

Ha habido algunas novedades. El equipo del consejero de Hacienda, Juan Bravo, está algo más rodado en esto de la ingeniería presupuestaria y tal vez por ello ha puesto sobre la mesa un proyecto de cuentas expansivas, con más dinero para gastar y con una decidida apuesta por el mantenimiento del Estado del bienestar. Eso sí, lo que se ha esfumado es la promesa electoral de la llamada masiva bajada de impuestos, que se ha quedado en nada ante la necesidad de recaudar y la amenaza de una desaceleración económica que no se sabe muy bien si quedará en algo pasajero o es la antesala de una nueva crisis, todo ello en un contexto en el que la población andaluza todavía no se ha recuperado de la anterior. En cualquier caso, la promesa de la aireada rebaja fiscal del presidente Moreno se ha quedado por el camino no se sabe hasta cuándo.

¿Y Córdoba? Pues nada nuevo bajo el sol. Más de lo mismo. A la cola de Andalucía en inversiones, que es a lo que nos tienen acostumbrados nuestros gobernantes en los últimos tiempos, sean del color que sean. Se desempolvan proyectos de los cajones, se actualizan otros y se anuncia que todo va según lo previsto, pero al final, como siempre, nada cambia. Casi 134 millones de euros contempla el anexo de inversiones, a los que hay que sumar otras partidas que no está provincializadas en el documento, pero que también tendrán su incidencia en la provincia.

Y luego vendrá la cansina disputa política del gobierno diciendo que todo es estupendo y la oposición rasgándose las vestiduras por lo que consideran un agravio. Sea como fuere, y dado que la credibilidad de los políticos está en estos momentos por los suelos, lo que está claro que Córdoba y su provincia necesitan algo más y que bien harían nuestros representantes en la Cámara andaluza en ponerse las pilas de una vez y dejar de estar exclusivamente al servicio de sus partidos para ponerse a trabajar por los cordobeses. Sé que se trata de una ilusión, de una situación que no se va dar, pero no por ello deja de ser necesaria para esta tierra. Estamos huérfanos de proyectos emblemáticos, que generen ilusión entre los ciudadanos y confianza en los gobernantes. Lo que ofrecen estas cuentas puede ser acertado o no, según se mire. Lo cierto es que es insuficiente, una vez más. Y eso es lo triste.

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