Confabulario
Manuel Gregorio González
Zapater y Goya
Crónicas levantiscas
Will Smith revolucionó el mundo de los efectos especiales en el cine con la película Matrix, ya saben esa cámara que se detiene en medio de los saltos marciales y el tiempo se congela para hacer una toma de 360 grados, le llaman el efecto bullet time. Las balas a paso Juan Espadas, lentos donde los haya, se aprecia una estela que marca el camino del Todavía Alcalde de Sevilla. Plas, plas, todo se recompone y regresan a la pelea. Juanma Moreno ha pulsado el botón y, de repente, todos los personajes han ralentizado sus movimientos. Juan Marín detendría su vida en esos últimos meses de San Telmo, sus visitas a la Real Escuela de Arte Ecuestre, su torrija de manzanilla, su media docena de entrevistas diarias, inmóvil como un lince de Sanlúcar para que esto no acabase nunca. Relojes parados. Vería a Juan Espadas camino del Senado, pero sin llegar nunca a él, mientras que Juanma Moreno permanecería en un silencio estático mientras Díaz Ayuso y Almeida siguen hablando como cotorras de Kramer. La plastilina con la que está hecha la pinza de Vox se estiraría como un espagueti, sin apretar nada. Todo se ha detenido en Andalucía, ¿todo? No, otro Smith sigue sin enterarse.
Ortega Smith, secretario general de Vox, es ese elemento que al partido le sobra para que lo califiquemos de nueva derecha, de derecha dura y no de extrema derecha. El viernes pasado, en Alcalá de Guadaíra, participó en un mitin de tono bastante faltón, y animó a "Juanma" a celebrar las elecciones ya, de modo urgente, ordeno y mando, para que se fuese a su "casa", de "la manita del Marín", igual que Vox hizo con "Susanita". Parafraseando a Juan Marín, diría que Ortega Smith y Macarena Primera de Granada y Segunda de Alicante van a tener que esperar sentados, porque todos han convenido en que es mejor agotar la legislatura andaluza. ¿Cuánto? Lo que se pueda, octubre mejor que junio de 2022, que para eso los andaluces votaron sobre una legislatura de cuatro años, no de tres o dos, según convenga.
Juan el Bravo ha descubierto que la Junta de Andalucía no se va a detener por una prórroga presupuestaria y que las inversiones van a llegar de la Unión Europea igual de bien, el consejero se propone aprobar un Presupuesto para 2023 a finales de 2022, mientras que a Vox le han dejado llevar al Parlamento esa ley de memoria de la Concordia que es, en realidad, una ley para la discordia, un dislate que de ser tramitada convertirá al Parlamento andaluz en un lugar de cita para revisionistas de un lado y exaltados de otro, un espectáculo que va a dejar en algo serio el artefacto de la comisión de investigación de la Faffe.
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