El habitante
Ricardo Vera
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En física la flotabilidad positiva, neutra o negativa que permite que un objeto ascienda, se mantenga a flote o se hunda depende de que su peso sea mayor, igual o menor que el del fluido desplazado. Pero en política no depende de la densidad y composición de los cuerpos sino de la creación de un estado de opinión que hace que materiales extremos que se tocan hagan flotar a unos y hundan a otros.
Un partido de Estado de centro izquierda socialdemócrata se ciñe un flotador trenzado con los materiales difícilmente compatibles del populismo de extrema izquierda con restos del viejo PCE y todas las variedades independentistas, desde la pos etarra de Bildu y la de izquierdas de ERC a la derecha vasca nacionalcatólica del PNV y la catalana con líder prófugo de Junts, y asciende. Mientras otro partido de Estado de centro derecha se ciñe, no el flotador del Gobierno de la nación, sino unos manguitos municipales y autonómicos trenzados con la extrema derecha populista de Vox, y se hunde.
Rufián –recuerden lo de Agamenón y su porquero– lo expresó con rotunda claridad al decirle a Feijóo: “¿Saben cuál es la única cosa que compartimos el PSOE, BNG, Sumar, ERC, Junts, Bildu y PNV? Frenarles a ustedes… Sánchez es presidente no por Junts ni ERC, sino porque les tiene a ustedes enfrente”. Es tan cierto que lo único que comparten partidos tan distintos, enfrentados entre sí y hasta internamente es frenar a un PP que funden con Vox en una única extrema derecha fascistoide, frente a la que hay que levantar el muro anunciado por Sánchez, como que son los pactos con Vox lo que explica que el PP haya perdido el Gobierno ganando las elecciones y Sánchez lo haya ganado perdiéndolas. Basta comparar los resultados de las elecciones municipales y autonómicas del 28 de marzo (cadena Ser: “La mayoría del país se tiñe de azul, con una derrota clara del PSOE”) y los de las generales del 23 de julio (misma fuente: “El PP gana las elecciones, pero la suma con Vox no sería suficiente para gobernar y abre la puerta a un gobierno de izquierdas”).
La flotabilidad en política es tan rara que en esas elecciones los independentistas catalanes perdieron unos 700.000 votos respecto a 2019 tras lo que, en vez de hundirse, se agarraron a los cataplines del PSOE y los estrujaron hasta lograr lo que con sus mejores resultados jamás habían logrado. No solo Montesquieu ha muerto, también Arquímedes.
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