La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Marín se jama la torrija y a los críticos

El vicepresidente andaluz, el chef con chándal, se jama poco a poco a los rivales internos. Sólo sobrevive Sergio Romero

Los andaluces no sabemos el vicepresidente que tenemos. Es una caja de sorpresas. Juan Marín es la thermomix de la política andaluza. Lo mismo te enseña a hacer torrijas en pleno encierro que cesa a la delegada de Educación en Sevilla en el inicio de curso más delicado de la historia de la autonomía, que te convence de que la expedición de Magallanes y Elcano partió de Sanlúcar o, tachán tachán, difunde su plan de hacer una crisis de Gobierno y acaba al respecto como el gallo de Morón. Uno está curado de espanto desde que Gaspar Zarrías fue pillado en los años noventa votando con pies y manos en el Senado en un ejemplo de solidaridad (risas en off) con sus compañeros de partido ausentes de la Cámara Alta. Después de aquello, Zarrías no dejó de ascender. Así que no se preocupe el sanluqueño, al que sus correligionarios llamaban "manzanilla" en las charlas telefónicas. ¿Qué más da que la Consejería de Educación lleve tres delegados de Educación en año y medio? ¡Adelante la nueva política con los faroles! Esto sí que es la regeneración de la vida pública: enseñarnos a hacer torrijas y a laminar a los críticos. Recuerdo cuando en 2007 murió Su Alteza Real e Imperial don Pedro de Orleans y Braganza. Un fino periodista de Madrid le dedicó un artículo a don Juan Carlos para recordarle que al morir su tío se quedaba sin ascendientes. Y tituló el texto de forma contundente: "Por arriba ya sólo le queda el bastardo, Señor". Marín ha debilitado a sus compañeros de Gobierno en una maniobra insólita. Ha quitado competencias a la consejera de Igualdad, Rocío Ruiz, que está descafeinada; ha anestesiado a Rogelio Velasco al privarle de los fondos europeos, ha laminado cualquier vestigio de su rival Hervías en Educación, y prepara extender la purga en el Instituto Andaluz de la Juventud que ahora depende de Rocío Blanco. Cabría decirle al vicepresidente: "Sólo le queda Sergio Romero en un puesto relevante, vicepresidente". El portavoz parlamentario de Ciudadanos tiene que estar como un pavo en diciembre. Yo si fuera Romero me ponía a hacer torrijas en chándal, a proclamar que el Apolo XIII fue ensamblado en Sanlúcar de Barrameda y que se han hallado restos del abrevadero del caballo de Atila en La Jara. Es todo irrisorio si no fuera porque son quienes nos dirigen, quienes gestionan un presupuesto en el peor tiempo que nos ha tocado vivir en décadas y quienes prometieron un nuevo estilo. No pasa nada. Si Zarrías promocionó después de aquello, ¿por qué no el simpático Marín? Y a ver si deja ya hueco a otros en Canal Sur y comienza a aparecer en Canal Cocina. Ñam, ñam.

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