Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Llanto y crujir de dientes

El PSOE se juega en las muncipales las últimas trincheras de poder que mantiene en Andalucía

Si no fuera porque en las elecciones municipales los nombres propios importan muchas veces más que las siglas, no sería muy arriesgado pronosticar que 2023 va a ser para los socialistas andaluces otro año de llanto y crujir de dientes, como ya fue 2022 y lo viene siendo desde que perdieron el poder en 2018 y entraron en un bucle del que parece que les es imposible salir. Sí las elecciones locales del 28 de mayo próximo hubiera que analizarla sólo como una confrontación de partidos, al margen de las peculiaridades y personalidades de cada municipio, caben pocas dudas de que el PP iba a asaltar las últimas trincheras de poder que les quedan a los socialistas en la región: municipios importantes, entre ellos algunas capitales y, factor a tener muy en cuenta, diputaciones provinciales.

Juan Espadas, que empieza a encontrar una contestación interna que le va a dar mucho dolor de cabeza como las municipales le salgan mal, confía en la potencia de las candidaturas donde ya gobiernan para salvar los muebles, aunque la sombra de una nueva debacle está muy presente. De hecho, ha confiado las cuatro capitales en las que tienen alcalde, Huelva, Sevilla, Granada y Jaén, a las mismas personas que vienen gobernando en los últimos años. Si se perdiera alguna de ellas y, sobre todo, si no se mantuviera el poder municipal de Sevilla, sería un desastre sin paliativos que daría lugar a una nueva guerra interna en un partido que parece que no es capaz de vivir sin ellas.

El PSOE andaluz afronta este 2023 en una situación catatónica. La enmienda a la totalidad de las políticas que aplicaron en la Junta que supone el encarcelamiento de los altos cargos implicados en los ERE no sería, incluso, el mayor de los desastres a los que tiene que hacer frente en estos meses. Has cierto punto los ERE es una cuestión amortizada desde un punto de vista político. El problema principal de los socialistas es que parecen haber perdido la conexión con la sociedad y que, tras la mayoría absoluta de Juanma Moreno el pasado junio, han dejado todo el terreno libre a sus rivales. En esta situación subyace una falta de liderazgo, pero también una falta de modelo político.

Si Espadas logra un resultado aceptable en las municipales y los socialistas mantienen una cuota de poder no muy diferente a la que todavía gestionan, se podrá iniciar un proceso de reconstrucción interna para afrontar los duros años que quedan por delante. Si fracasa, su camino al frente de los socialistas andaluces habrá terminado y asistiremos a otro episodio de luchas cainitas para las que ya se afilan los cuchillos. Mientras tanto, Andalucía es un desierto político donde parece que sólo existe una voz y unas siglas.

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