En el tejado

F. J. Cantador

El Lince Ramón 'In Memoriam'

04 de agosto 2016 - 01:00

LOS felinos salvajes y los que no lo son tanto estamos de duelo: el lince Ramón, uno de los nuestros, apareció ayer muerto en trágicas circunstancias en la carretera A-4, en el término municipal de Bailén (Jaén). Sus últimas palabras fueron unas apagadas "miau, miau", mientras acababa despachurrado. Ya lo sabréis por los periódicos, es lo que tiene pertenecer a una especie que a veces nos hacen creer que somos más importantes que las propias personas. Ya se sabe, estamos en inminente riesgo de extinción. Con Ramón ya van nueve linces este año, nueve de los nuestros que han pasado a mejor vida, por decir algo, porque los linces nos pegamos la vida padre a costa del erario público, y que siga muchos años. La Junta de Andalucía lleva décadas gastándose en nosotros lo que no está en los escritos, haya crisis o no, con tal de que no acabemos siendo tan sólo imágenes para el recuerdo, como las de aquellos añejos documentales de Félix Rodríguez de la Fuente. No pasa nada, es dinero de Europa, y ese importa menos. A este paso no me extraña que nos den unas tarjetas de esas que llaman black.

Los que conocimos al bueno del lince Ramón podemos decir de él que era el prototipo del gato mediterráneo, todo un ejemplo, un semental sibarita que se tocaba las narices y que no se comía cualquier conejo. Y es que Ramón fue siempre muy refinado desde el mismo momento en el que fue soltado en la zona de Cardeña-Montoro, uno de los lugares donde nos han montado nuestra Marina D'or particular a base de millones. ¡Ay si se hubiera enterado de que en la Campiña cordobesa vuelve a haber una plaga de conejos! El festín sementaluno no hay quien se lo quite.

Los agentes de Medio Ambiente han certificado su muerte diciendo que fue un suicidio, que no levantaba cabeza desde que lo abandonó la lincesa María Luisa, pero yo no me lo creo. Somos linces y eso debería de investigarlo el CSI, porque Ramón murió en uno de los puntos negros que tenemos en esa carretera. Nos consta que el Ministerio de Fomento ya ha iniciado los proyectos de intervención en esos tramos para propiciar la instauración de nuevas infraestructuras que eviten más atropellos. Si al final eso es así, la muerte de Ramón y la del resto de hermanos gatunos que han fallecido en la maldita A-4 no habrán sido en vano.

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