Tinta y borrones

Lecturas

El PSOE no supo ver el nivel de hastío por una gestión más que débil y que no bastaba el discurso nacional

José María Bellido será, con casi total seguridad, el próximo alcalde de Córdoba. En una jornada electoral frenética, el PP dio la vuelta a todas las encuestas y se convirtió en el partido más votado, con nueve concejales, lo que unido al ascenso de Ciudadanos impide la suma de la izquierda. La euforia entre los populares es evidente, vuelven a ganar las elecciones y a recuperar la Alcaldía en un momento en el que el PP iba en caída libre tras los resultados de las generales. Está claro, ya lo hemos dicho más de una vez, que en las municipales no se vota como en el resto de comicios.

Los resultados demuestran varias cuestiones. Por un lado que, cuando se trata de la política más cercana, la gente no busca experimentos. Así se explica que el PP haya resistido y que Vox siga en descenso. Por otro, que un PSOE confiado no supo ver el nivel de hastío que había entre la sociedad cordobesa por una gestión más que débil, marcada en muchas ocasiones por las polémicas. Los socialistas ni siquiera hicieron campaña los fines de semana y se empeñaron en replicar en Córdoba el discurso nacional del miedo a la derecha que no ha calado lo suficiente.

Algo parecido le ha ocurrido a IU, donde la lucha por liderar la izquierda terminó con una fragmentación que ha pasado factura. La figura de Pedro García como líder de la coalición está más que en entredicho, aunque él quiera sacar pecho de los resultados en la provincia. Es difícil de explicar que ni siquiera con la ausencia de Ganemos en la liza electoral IU no haya mantenido sus cuatro concejales. Sí que le ha sacado rédito Podemos, un partido sin apenas estructura en Córdoba y con una candidata totalmente desconocida para la población que irrumpe con dos concejales.

Ciudadanos, una vez más, es el partido que más crece. La formación naranja sí que puede seguir viviendo de la tendencia nacional, porque le va a ir bien. No le ocurre lo mismo a Vox, donde todo apunta a que es una formación que irá a menos.

Los resultados, además, dejan otras lecturas no tanto políticas. En las sedes de los perdedores, lo que fueron apartados de las listas reían y se abrazaban como alegrándose de la derrota de sus compañeros. Otros también empezaban la mañana a carcajadas a pesar de haber formado parte del proyecto que ahora se hunde. Son los que sienten ganadores a pesar de haber perdido. La condición humana, qué triste.

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