La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Juanma, ese buen hombre

Abascal trata con benevolencia a Moreno a las mismas puertas de San Telmo. Pudo ser peor y haberle puesto de "buena persona"

Qué mala leche ha tenido Santiago Abascal al definir al presidente Moreno como "un buen hombre". Hay elogios que los carga el diablo (cojuelo), que perdonan la vida y que revelan un sentimiento de superioridad que motiva a la hinchada, en este caso fundamentalmente la de Vox. Abascal cita a su gente como las antiguas marquesas al café: las tardes de domingo. "A la puerta de San Telmo, madre, le tengo celos...". Allí, en la puerta de San Telmo le dijo Abascal lo que más molesta por estos lares cuando ves a alguien con menos capacidad de dañarte que el pescado en blanco. "Es un buen hombre". Y lo dijo sin nombrarlo siquiera. Me recordó al oficial del juzgado de Utrera que trabajaba con un jovencísimo juez llamado Juan Ignacio Zoido. El oficial se permitía la licencia de hacerle al juez un comentario sobre cada procesado antes de que compareciera en la sala. "Don Juan Ignacio, éste que viene ahora es un pájaro". O la modalidad benévola: "Don Juan Ignacio, ahora le toca ver el caso de un buen hombre". Y el tipo solía acertar porque ya saben ustedes que en los pueblos se sabe la verdad de casi todo. Pues Abascal puso al presidente de inocente, de lo peor que te pueden poner de Despeñaperros para abajo. Pudo haber sido peor, como cuando cierto arzobispo se mete con alguien en privado y lo califica de "hombrín". O como cuando alguien usa los términos "sujeto" o "individuo". Bienvenido el uso del "buen hombre" en una política carente de inocencia. Sí, señor. Esto ni es extrema derecha, ni derecha pura y dura. ¿De cuándo un tipo de extrema derecha calificaría a un rival político de "buen hombre"? Solo hubiera habido algo peor, como definir a Moreno de "buena persona". El cardenal Amigo lo aprendió rápido al llegar a Andalucía en los años 80. Se dio cuenta -no sin cierto asombro- que el mejor saludo, el verdadero saludo afectivo entre dos amigos, era el "¡Qué bien te veo, hijoputa!". Aquí los términos se usan en el sentido contrario a su significado. A lo mejor de Madrid para arriba han creído que Abascal elogió a Moreno, cuando en realidad le ha dejado puesta una banderilla corta. Y lo ha hecho en las mismas puertas de su casa. No sabemos si estaba asesorado por su curia andaluza, compuesta fundamentalmente por Javier Cortés, Reyes Romero y la pujante malagueña Patricia Rueda. Sí dudamos de que tenga rédito electoral para Vox retirarle ahora el apoyo al PP. Con un verano que será bueno y una vacunación que aumenta, a ver si la banderilla se queda en un detalle al lado de una espantá voluntaria que puede ser el mejor regalo para Moreno, que aparecerá así más centrado y, por lo tanto, con mayor capacidad de crecimiento electoral.

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