La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

De Jomeini a Hamas

De los tiempos de adoración a Jomeini a hoy poco han cambiado las cosas en una parte de la izquierda

La fascinación de la izquierda, más acentuada cuanto más a la izquierda esté, por las dictaduras no solo comunistas, sino cuantas, aunque sean teocráticas, consideren progresistas por decirse anticapitalistas y antiimperialistas, léase antiyanquis y antiisraelitas, es una cuestión notable.

¿Recuerdan a la izquierda aplaudiendo a Jomeini cuando residía en Neauphle-le-Château, cerca de París? Les recomiendo que lean el artículo de Rosa Montero De rodillas ante Jomeini, en el que evoca su entrevista con el ayatolá en enero de 1979, poco antes de que abandonara Francia en un vuelo especial de Air France, acompañado por 120 entusiastas periodistas, para encabezar la revolución en Irán: “El mundo entero contemplaba con atención este pequeño pueblo. Con atención y, dejémoslo claro, con indudable simpatía, sobre todo entre la izquierda. El razonamiento al uso era el siguiente: el sha es un tirano, Jomeini va a derrocar al sha, luego Jomeini es progresista. (…) En aquellos tiempos simplistas e inocentes todos los izquierdistas del mundo adoraban al ayatola”.

De entonces a hoy poco han cambiado las cosas en una parte de la izquierda. Complementa aquel artículo el texto colectivo firmado por “académicos, líderes de pensamiento y activistas progresistas afincados en Israel y comprometidos con la paz, la igualdad, la justicia y los derechos humanos”, encabezado por la socióloga Eva Illouz, el historiador Aviad Kleinberg y el escritor David Grossman, La insensibilidad moral de la izquierda(El País, 17-10-23). En él expresan su honda preocupación “por la respuesta impropia de algunos progresistas estadounidenses y europeos en relación con los ataques contra civiles israelíes por parte de Hamas, que refleja una tendencia preocupante en la cultura política de la izquierda mundial”. Y afirman: “Quienes se niegan a condenar las acciones de Hamas causan un daño inmenso a las perspectivas de que la paz se convierta en una opción política viable y relevante. Debilitan la capacidad de la izquierda para ofrecer un horizonte social y político positivo, convirtiéndola en una fuerza política extrema, estrecha de miras y alienante”. No creo que quienes, como Belarra, cuando se refieren al ataque de Hamas se limitan a “condenar toda forma de violencia” mientras afirman que “el principal responsable es Israel” y su “política de genocidio”, les presten mucha atención.

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