La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Con Israel

Ante el terrorismo yihadista solo se puede estar con los agredidos o con los agresores. Los matices, después

La posición del Gobierno español con respecto al ataque yihadista de Hamas es tan contradictoria como corresponde a su composición. Los socialistas condenan el terrorismo evitando caer en la trampa de confundir a Hamas con la causa palestina. Sumar condena a Israel. El discurso en Cádiz de Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno en funciones, lo dejó claro: “Quiero pedir hoy desde aquí que Israel cumpla con las resoluciones de la Naciones Unidas, que Israel cumpla con la legalidad internacional, que nuestra solidaridad con el pueblo palestino, desde aquí, desde Cádiz, para los hermanos y hermanas allí toda nuestra solidaridad va también por ellos, sumemos por ellos”. Todo entre los fervorosos aplausos de los asistentes.

Dicho tras el bárbaro ataque esto no es equidistancia, sino la militancia pro palestina y anti-israelí de una izquierda a la que parece darle igual que Israel –con sus errores y el mal momento político que vive– es una democracia (lo que permite una fuerte contestación interna al gobierno) rodeada por dictaduras empeñadas en liquidarla; que Hamas sea un movimiento yihadista que ha adoptado las tácticas de exhibición de la barbarie del Daesh y utiliza a los palestinos a la vez como escudos humanos, víctimas que alimenten su propaganda y excusa para la expansión del terrorismo islamista; que Irán esté tras este ataque armando a Hamas; que ya no estemos en los tiempos de Arafat en los que fueron posibles los esperanzadores pasos de la Conferencia de Paz de Madrid en 1991, los Acuerdos de Oslo en 1993 y la Cumbre de Camp David en 2000, etapas en las que Hamas se fortaleció al oponerse a cualquier posibilidad de diálogo que diera paso a la solución pacífica del conflicto, como ha hecho ahora para dinamitar las negociaciones para la normalización de las relaciones de entre Israel, Emiratos Árabes Unidos y los otros firmantes de los Acuerdos de Abraham.

Todo ha saltado por los aires haciendo muy difícil, si no imposible, la equidistancia. La izquierda radical española, parte del Gobierno en funciones y del futuro Gobierno si Sánchez logra la investidura, ha ido más lejos al condenar a Israel, la víctima de la agresión yihadista, ignorando –lo que es una forma indirecta de justificarla en nombre de la causa palestina– la salvaje barbarie del ataque. Ante el terrorismo yihadista solo se puede estar con los agredidos o con los agresores. Los matices, después.

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