Rafael Sánchez Saus

Hacerse un Guardiola

Vox en Extremadura tiene todo el derecho a que su peso se vea reconocido en las instituciones

22 de junio 2023 - 00:15

En el PP caben todas las sensibilidades, pero no Vox”. Este ha sido el titular de ayer en un importante diario particularmente afecto al PP. Aunque parezca increíble, quien lanza esta obviedad a modo de descalificación, es una candidata pepera que necesita todos y cada uno de los escaños de Vox para conseguir su objetivo: ser presidenta de la Junta de Extremadura. Esta señora, de tan singulares dotes políticas y poderosa empatía, deberá pensar que los así excluidos de su corralito estarán deseando darse el gusto de encumbrarla. En manos como las de esta pobre señora está el principal partido de la oposición. No nos extrañemos, pues, de que el calamitoso Sánchez, como en este mismo momento Fernández Vara, vea encenderse una luz al final del túnel.

Decía que, con independencia de la intención con que ha sido dicha, la guardiolada no deja de ser una obviedad. En efecto, si Vox y sus millones de votantes cupieran en el PP, ¿a cuento de qué se iban a haber tomado la molestia sus fundadores, bastantes de ellos procedentes del propio PP, de crearlo, atravesar un árido desierto y soportar ahora todo tipo de insultos, agresiones y desprecios? Fue el ahora exaltado Rajoy, quien por cobardía e ineptitud dejó a España en manos del peor Gobierno desde la II República, el que señaló la puerta de la calle a conservadores y liberales, dos de las familias con más peso en Vox desde sus inicios. Pero la cuestión ahora es que Vox existe y el PP, donde dice María Guardiola caben todos excepto los que fueron votantes y militantes de su partido hasta anteayer, en Extremadura y en tantos otros lugares necesita los votos que no tiene, que no caben en ese partido, para poder gobernar. Siendo imprescindibles, en lógica puramente democrática, los 50.000 votantes de Vox en Extremadura tienen todo el derecho a que su peso se vea reconocido en las instituciones si se les reclama para apoyar a otro partido.

El PP ha asumido hasta tal punto el discurso de la izquierda que, al parecer, está dispuesto a hacerse tantos guardiolas como oportunidades tenga de llegar a acuerdos razonables y duraderos con la única fuerza política que no se los rechaza. El resucitado Fernández Vara ha visto su momento cuando él mismo, médico forense, ya se había desahuciado. No podía imaginar tanta estupidez. Le pido al lector, que ha llegado hasta aquí, un ejercicio de sinceridad: ¿la creía usted posible?

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