Un gobierno. Con su presidente, su vicepresidenta y diecisiete carteras. Más mujeres que hombres. No era tan difícil, ¿verdad? Al menos hoy no lo parece. Comprometidas, comprometidos, conscientes de la dificultad y la temporalidad de su responsabilidad. Una actitud, mucha experiencia, cierto riesgo. Estimulante. Un Comisionado contra la pobreza infantil dependiendo del Presidente. Igualdad vinculada a la vicepresidencia con carácter trasversal. Una reestructuración donde las materias cobran importancia y las denominaciones expresan prioridades. No suena mal. Sin símbolos religiosos. Porque su ausencia no es un acto de rebeldía, es un acto de respeto a la pluralidad y a nuestra Constitución. Contra lo que algunos pronosticaban creo que hay una sensación de que se respira mejor. Ojalá les dejen gobernar lo suficiente. Toda la suerte para el equipo. Y mi felicitación a Carmen Calvo y Luis Planas, con los que tuve la suerte de compartir proyectos.

En esta semana junto al nombramiento del gobierno se produjo el adiós de Mariano. Todo sucede muy rápido. Rajoy es pasado desde el martes. El PP corre el riesgo de serlo por un tiempo. Y desde el pasado anterior reaparece Aznar para ofrecerse desde su posición y no otra, a unir lo que está desunido. Culpa veladamente a Rajoy porque para Aznar, Rajoy representa el hombre "el hombre blandengue" tanto como yo lo representaría para el Fary. Le afea cierta mesura y una actitud victimista como oposición al liderazgo, que se entiende, él representaba. La desunión de la derecha se divide por la irrupción del partido naranja al que él admite admirar. Por otro lado, Ciudadanos, una vez descubierto el hueco, aspira a representar un nuevo PP sin corrupción. Representar digo. Sin la corrupción que los jueces han sentenciado procedente precisamente del periodo en el que Aznar lideraba y presidía. La incomodidad que hace años Felipe González denominó como un jarrón chino, en referencia a los expresidentes del gobierno, es una bendición comparado con este señor. En el PP se abre el proceso. Que sea para bien.

El otro día puse las noticias para ver la toma de posesión de ministras y ministros. Me di cuenta de que mi hijo, a mi lado, estudiaba mi sonrisa. En el capítulo de reacciones apareció Rafael Hernando. Supongo que continuaba estudiando mi cara. Me preguntó cuál es el político que más odiaba. Le explique que no odiaba. Que los hay con los que estoy de acuerdo y con los que no. Con algunos en nada. Y en ocasiones, con otros, en algunas propuestas. A lo que me respondió. Me tienes que explicar esto de la política. Tenía que llegar. Preparando me hallo.

https://youtu.be/zBPF-t7NpEE

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