Noelia Santos

Embargo periodístico

Veredas livianas

16 de septiembre 2020 - 02:43

Yo no sabía nada de que estuviera embargada. Ni por qué. No sabíamos realmente lo que pasaba. Pero amigo, soy periodista y si me entero de algo tengo que contarlo antes si puedo". Así respondía en Twitter Iker Jiménez (el de Cuarto Milenio) a un comentario de un usuario en el que le afeaba haberse saltado el embargo periodístico. El periodista había publicado antes que nadie el descubrimiento de fosfina en Venus (descubrimiento que, por cierto, ha hecho una astrofísica, Jane Greaves). Ya no es solo que Iker Jiménez dijera que no sabía que la noticia estuviera embargada, que lo sabía, os digo yo que lo sabía porque esas cosas se saben (más aún si se trata de una de las informaciones científicas más importantes de los últimos años), sino que minutos antes se había vanagloriado de que "solo un humilde medio lo dio antes a sus suscriptores", tiene tela.

Hay varias cosas a resaltar en el comportamiento de un periodista que lleva años vendiendo humo, en un formato absolutamente atractivo, no lo niego, y que hace de noticias científicas un campo de juego para opinadores magufos (palabra que procede de la unión de mago y ufólogo, saquen sus conclusiones). Lo primero es que se salte el embargo periodístico, que viene a ser la detención de la publicación de una noticia hasta cierto momento por diversas causas, mandato que en el tiempo que llevo trabajando no he visto incumplir a ninguno de mis compañeros, sea cual sea el contenido de las informaciones embargadas. Iker no tenía la exclusiva, Iker no lo dio primero, Iker lo dio mal. La mayoría de medios, preferentemente los especializados, sabían lo que había pasado y lo que tenían entre manos, y ninguno lo publicó.

Otro de los problemas en todo este asunto es que con la publicación de la noticia, este periodista le quitó al equipo de científicos propietarios de la misma la capacidad de ser los primeros en contarla. Ellos sí tenían el derecho a darlo antes, Iker, ellos sí tenían la exclusiva. Y precisamente el embargo, esto es una suposición, vendría dado por la necesidad de este equipo de prepararse y de que el resto de medios también estudiaran la mejor forma de comunicar un hecho de tal importancia.

Todo esto hace que me plantee si realmente el objetivo de Iker Jiménez es periodístico, si quiere informar y si pretende divulgar, o simplemente quiere engordar ese aura de misterio para conseguir más seguidores. No por dar la noticia primero eres mejor, solo eres mejor cuando consigues darla bien. Y quizá Iker nos haya enseñado que el oficio de periodista no trata únicamente de contar las cosas, sino de saber también cuándo hay que callárselas. Él, desde luego, no ha sabido.

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