Admito que un debate sobre el estado de la ciudad de Córdoba no es un evento de grandes masas. De hecho, en las actuales circunstancias sociales y sanitarias genera escasa atención por parte de la ciudadanía, si bien eso no resta importancia a un pleno en el que se repasa cuál es la situación de la capital y el balance de la gestión que hacen tanto el cogobierno de PP y Cs como los partidos de la oposición, en este caso PSOE, IU, Vox y Podemos. El resultado del enfrentamiento dialéctico se imagina el lector cuál fue, ya que cada uno se vio como ganador respecto al resto, que es lo que suele ocurrir.

No obstante, hay algunos matices que sí llamaron la atención. A nivel general, fue una sesión sosegada, dura en las críticas, pero sin más aspavientos que los necesarios y alejada de la bronca que solemos ver -por desgracia- en otras instituciones. En este punto, se agradece el gesto de todos los oradores, que eludieron el espectáculo para centrarse -o intentarlo- en los mensajes. Más allá de que el ambiente social no está para aguantar muchos exabruptos de nuestros políticos, parece que el hecho de que el debate en Capitulares se celebrara sin público y sin acólitos y palmeros de cada partido, ayudó a que el tono fuera más que correcto.

En cuanto a los discursos, pues cada uno dijo lo que se esperaba. El alcalde -José María Bellido- hizo de alcalde y defendió que la Córdoba de 2023 será mejor que la actual, a la par que destacó lo obvio, como que el impacto de la pandemia está siendo muy duro en Córdoba y que el proyecto de la base logística del Ejército de Tierra es el futuro de esta tierra. Poco se esperaba de sus socios de Ciudadanos, por lo que las palabras de Isabel Albás pasaron casi desapercibidas, en la línea de lo que está ocurriendo con la formación naranja a nivel nacional. Es más, en los asuntos que salpican a Cs -casos Torrejimeno y Timoteo- fue Bellido el que tuvo que fajarse ante la oposición. Miguel Ángel Torrico, del PP, aparcó la alocución prevista para responder a las críticas que le llovían desde las bancadas de en frente, salvando como pudo los ataques.

Desde Podemos, Cristina Pedrajas lamentó la falta de una política más verde y reclamó al cogobierno que muestre su modelo de ciudad. Vox, con Paula Badanelli, se quejó del bellidismo instalado en Capitulares y de la frustración que, a su juicio, supone la gestión del cogobierno. Eso sí, pasó por alto que es su grupo el que, pese al ruido que genera, aprueba luego las medidas fiscales y presupuestarias de populares y naranjas.

Pedro García, de IU, lamentó la parálisis municipal, lo "caro" que resulta el cogobierno y la inexistencia de proyectos inversores nuevos, ya que los que están en marcha vienen del anterior mandato. Desde el PSOE, Isabel Ambrosio también fue muy contundente en sus reproches por la falta aún de un presupuesto, los escándalos de Cs y la escasa confianza de Bellido, en su opinión, en los concejales de su grupo.

A grosso modo, ese fue el debate sobre el estado de la ciudad. Como reconoció el propio alcalde, con críticas "muy duras y ácidas". Pero al menos, hubo buen talante, que no es poco, ya que de talento andamos algo más escasos, aunque no solo en Capitulares.

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