Carlos Colón

Cortar el paso a los populistas

La ciudad y los días

A falta de segunda vuelta, buenos son los pactos que descarten a populistas y secesionistas

19 de junio 2023 - 00:45

Es una buena noticia que Collboni sea alcalde de Barcelona con los votos del PP y los comunes para cortar el paso a Trias, que había pactado un Ayuntamiento secesionista con ERC. Es una buena noticia que en el País Vasco el PP haya apoyado el pacto PNV-PSE logrando que las alcaldías de San Sebastián y Bilbao sean del PNV y la de Vitoria del PSOE, dejando a EH Bildu fuera de todos los municipios importantes. Es una buena noticia que con los nueve votos de UPN, dos del PP y el voto en blanco del PSOE Cristina Ibarrola sea la alcaldesa de Pamplona. Es una buena noticia que de las 32 capitales de provincia en las que el PP ha asumido la alcaldía solo en cinco haya tenido que contar con Vox.

Es siempre una buena noticia que a los partidos populistas de derecha e izquierda y a los secesionistas se les corte democráticamente el paso a través de pactos. Aunque lo deseable sería que se estableciera la segunda vuelta –“le ballotage”– que inventaron los franceses allá por 1832 y pone en manos de los ciudadanos decidir quién gobernará si en la primera vuelta ningún candidato ha obtenido el número suficiente de votos. Algo especialmente importante cuando, como ha sucedido en España, se pasa de un bipartidismo de facto a un multipartidismo en el que, por desgracia, han perecido los partidos progresistas centristas –UPyD y Ciudadanos– y se han afirmado los populistas. La segunda vuelta permite que los ciudadanos impidan que los extremistas alcancen el poder. Tras el terremoto electoral de 2002 los partidos de izquierda franceses pidieron el voto para el conservador Chirac cortándole así el paso en la segunda vuelta a Jean-Marie Le Pen, lo que posteriormente se ha repetido con su hija Marine.

A falta de segunda vuelta, buenos son los pactos que descarten a populistas de izquierda y derecha y a los secesionistas. A la espera de que los primeros, al no ser necesarios para la gobernabilidad, vuelvan a la escasa (extrema izquierda) o nula (extrema derecha) presencia que los extremismos han tenido en nuestra democracia. Y así cese su efecto contaminador. “Mucho más peligroso que Vox es que el PP asuma sus políticas”, ha dicho Sánchez en otro alarde de cinismo. Porque es el PSOE, bajo su mando, quien ha asumido y llevado a la práctica en los consejos de ministros las políticas de Unidas Podemos. ¿O hay que recordarle, entre otros muchos ejemplos, las consecuencias de la ley del sólo sí es sí?

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