SE cumplieron veintinueve años de la aprobación de la Constitución. Nadie, supiera leer o no, pudo sustraerse a aquello. ¡Qué tiempos en los que el personal quería saber a qué se votaba!

Salvo los profesionales, pocos habrán vuelto a repasarla, por fortuna para quienes abanderan y airean constantemente los derechos y obligaciones recogidos en ella; teniéndolos como fuente de inspiración continua para justificar sus intervenciones y (por consiguiente sus "sueldazos") y echando mano de ellos para cuestiones tan nimias -vistas desde aquí abajo- como filosofar acerca de banderas, lenguas o rayas en el mapa patrio.

Sin embargo, y por más que pasen de moda las Lenguas Clásicas, sigue vigente la premisa griega: "Primero comer y luego filosofar". De modo que raya en la frivolidad que se pierdan en buscarles las vueltas a los artículos, mientras los derechos recogidos textualmente siguen sin aplicarse. Véase, si no, cómo se puede explicar que una parte de la ciudadanía tenga como "vivienda digna", el fielato de la Agricultura, los soportales de Tejares, un dintel de la calle Gondomar o un banco de Duque de Hornachuelos. Todo contando con un artículo, el 47, que reza textualmente: "Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuadaý"; obligados los poderes públicos a hacerlo efectivo e impedir la especulación: Qué cosas, ¿no?

Está también el artículo 45, con su derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado y "obligar a reparar el daño causado". Oséase, que desde Huelva a Almería nos van a dejar las costas como estaban cuando se aprobó la Constitución; al igual que harán con nuestra sierra, desde El Patriarca a El Bejarano. También es de esperar que nos apliquen el artículo 35 que viene a decir que todos tenemos el derecho y el deber de trabajar (y por favor no se ría), en "libre elección de profesión u oficio", y encima con "una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia", sin hacerse "discriminación por razón de sexo". Resumiendo; que las familias monoparentales podrán vivir como reinas con un solo sueldo que, por supuesto, no serán los quinientos euros de media que suelen cobrar las mujeres.

Por eso y otras cosas, si usted es de los que no ha repasado la Constitución desde la campaña de 1978, mejor que no lo haga; salvo que quiera acabar repitiendo, en plural, la orden regia más famosa: ¿por qué no se callan? Pues eso.

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