Cínicos y cinismo

Rebeldes o moralistas los ha habido siempre y son una forma, discutible de oxigenar el pensamiento

De los siete discípulos principales que tenía Sócrates, muerto en 399, algunos fundaron sus propias escuelas filosóficas. Uno de ellos fue Antístenes, cuya doctrina y modo de vida se extendió durante dos siglos con el nombre de "escuela cínica", siendo de entre sus seguidores el más famoso Diógenes de Sínope. Los cínicos representan desde entonces una corriente de concepción teórica y de usos vitales muy distintivos: despreciaban la palabra y trataban de mostrar sus convicciones éticas y filosóficas a través de una vida que llamaríamos extravagante. Y, desde una vivencia a ultranza de la libertad personal, con sus modos existenciales defendían posiciones políticas, éticas y sociales de contraposición a los valores impuestos desde la estructura de poder y dominio. "Una autosuficiencia rebelde y ácrata, una burla despiadada y desafiante".

Desde entonces a hoy muchos movimientos de estructura ideológica similar han surgido en la historia, moviéndose en actitudes rompedoras y disruptivas. Cínicos o rebeldes o moralistas, tanto a la derecha como a la izquierda, no se crea, los ha habido siempre y son, entre otras cosas, una forma, discutible desde luego, de oxigenar el pensamiento avasallador, único y asfixiante.

Pero las cosas han cambiado. La respuesta la da un filósofo alemán, Peter Sloterdijk, quien desde su Crítica de la razón cínica expone cómo "el cinismo pasó de ser una insolencia plebeya a una prepotencia señorial, algo que se expresa en múltiples aspectos pero que resulta ostensible cuando observamos cómo la ironía dejó de ser un desafío al poder para ser el síntoma de la prepotencia de quien ya no le alcanza con tenerlo todo sino que ha decidido mostrarlo y humillar al que nada tiene… El cinismo moderno es la antítesis contra el idealismo propio como ideología y como mascarada. El señor cínico alza ligeramente la máscara, sonríe a su débil contrincante y le oprime. Tiene que haber orden… El cinismo señorial es una insolencia que ha cambiado de lado". Es decir, el cinismo ha pasado de ir de abajo a arriba a convertirse en modo de dominio de quien siempre ha mandado, controlado y explotado ideológica, moral y hasta económicamente. Esa ha sido la gran transmutación que han traído los tiempos modernos, la "revolución" de hoy. (Aunque en verdad Hesíodo, hace unos veintiocho siglos, ya nos contó la fábula del halcón poderoso y opresor y el ruiseñor cautivo).

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