En estos tiempos inciertos en los que sobrevivir es un arte, sobre todo en Cataluña, donde, por desgracia, una sinrazón intenta a la fuerza, abrazando la fuerza más extrema, valga la redundancia más surrealista, convertirse en razón... insisto, en estos días inciertos en los que sobrevivir es un arte, sí es en el caso del mundo de la música, como ocurre con Calle Alegría, no queda más remedio que aplaudir hasta que las palmas echen humo y quitarse el sombrero ante una oferta musical diferente. Porque, en estos tiempos inciertos en los que sobrevivir es un arte, esta banda cordobesa no es una banda al uso, es -vuelvo a pedir que me permitan que valga la redundancia- una banda con mucho arte, y no porque definan su espectáculo como músico-teatral, que también, sino porque ese espectáculo está impregnado de un importante compromiso social con el que defienden que todo es posible...y un poco más. Pero vayamos por partes. Para quienes no les conozcan, Calle Alegría nace, como ellos dicen, "de los rescoldos del grupo cordobés con tintes sociales" Pobre Pueblo. Tras la entrada y salida de algunos miembros -por eso que, insisto, ocurre en estos tiempos inciertos en los que sobrevivir de la música es un arte-, la banda ha quedado con una formación definitiva en la que Pepe Melli es su baterísta; Rafa El 90, su compositor y voz principal; Dani Folk, su bajo, guitarra acústica y voz; Mar Mayer, su voz, ukelele y percusión; Santi Mozart, su voz y guitarra eléctrica; Antoine Reiki, su multinstrumentista; y Jorge Dreams, su teclista (última incorporación al grupo, que ha venido a sustituir a Juan Carlos Delgado Señor Braum).

Hechas las presentaciones, una breve pincelada de la última página del currículum del grupo: en la gira 2018/19 Calle Alegría se lanza a la calle con un espectáculo llamado "Mi abuelo decía…", haciendo especial hincapié en su ciudad natal cordobesa, donde hacen apariciones musicales, entre otros lugares emblemáticos de la misma, en la plaza de las Tendillas, la Torre de la Calahorra, la Plaza de la Unidad o el Paseo Vial Norte. Calle Alegría defiende que es una banda que implementa su repertorio musical "con contenidos emocionales con la idea de llegar al corazón del público". E insiste en que actualmente su trabajo se centra en potenciar su espectáculo con tintes teatrales con el objetivo de presentarlo en salas y teatros del territorio nacional. No obstante, lo que más dice de ellos es esa labor social en la que están inmersos y que se traduce, por poner solo un ejemplo, en la donación del cien por cien de los beneficios del vídeoclip de una de sus canciones, Todo es posible (Ho oponopono), a la investigación biomédica pediátrica y del cáncer infantil a a través del Imibic en colaboración con el Hospital Reina Sofía, un vídeo que a las pocas horas de colgarse en Youtube ya tenía más de 60.000 visitas. Permítanme una última redundancia: gracias por tanta alegría, Calle Alegría.

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