Tomates y calabazas

Lourdes Chaparro

lchaparro@eldiadecordoba.com

Bunbury

El titán de la interpretación se baja de los escenarios por problemas de salud y nos deja un poco huérfanos

Uno de mis grandes amigos, de esos con los que puedes hablar de todo y recibir ayuda en cualquier momento a pesar de la distancia que nos separa, es uno de los mayores seguidores de Bunbury, al menos, de los que haya conocido nunca. No sé cuántos kilómetros llevará a sus espaldas para ver a su idolatrado Enrique, incluso cruzó el charco y se presentó en un concierto en Nueva York. Toma ya. Conoce todos sus temas al dedillo, pero todos y cada uno de la más extensa discografía de quien formara parte del mítico grupo Héroes de Silencio.

Recuerdo una de las primeras veces que hizo del líder de la banda en una de las sesiones del grupo de teatro en la Universidad y descubrí su pasión que, por cierto, mantiene intacta. Un sábado a media mañana charra antes de que comenzara el nuevo siglo tocaba interpretar a algún personaje, en un intento de mostrar nuestras posibilidades de subirnos a los escenarios, y allí que se presentó para dar fe de que podía hacerse pasar por Enrique. Lo clavó a la perfección bajo el asombro de todos los que estábamos allí reunidos.

Yo por entonces conocía pocos temas de Héroes de Silencio, Avalancha, Maldito duende o Sirena varada, poco más, pero me sirvió para que prendiera la chispa adecuada y me fuera interesando en conocer la discografía de una banda, nada convencional, y que por entonces hacía aguas.

El paso de los años, el adiós de aquella mítica, exitosa e irrepetible banda, y la propia evolución de Bunbury, además de la vida, me llevó a seguir a este sublime creador, comprarme sus trabajos discográficos y disfrutar de sus magistrales conciertos, pero siempre bajo el auspicio y en casi todas las ocasiones de la mano de mi fiel amigo, que ahora no tiene reparos en calificar de "Apocalipsis" el hecho de que Enrique se baje de los escenarios por problemas de salud. Una noticia que resulta insignificante en medio de la invasión de Ucrania, las cosas como son, pero que entre sus seguidores ha caído como un misil. Y es que el titán de la interpretación dice adiós. El que sigue siendo un león sobre el escenario -considero que hay pocos como él-, ha tomado una decisión que nos deja un poco huérfanos, aunque nos queda aún la opción de poder asistir a sus penúltimos conciertos. En su despedida, Bunbury ha reconocido que toda su carrera ha sido un "gran viaje", el mismo que hemos podido disfrutar todos junto a él y sus impecables e insuperables temas. Gracias.

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