MEJOR decirlo ahora y no esperar a más adelante, sí, para qué más. Lo que les quiero decir es que estoy que no quepo en el pellejo, loco de contento, mucho más de lo que nunca hubiera podido imaginar, porque tal vez no me había imaginado tanto y tan bueno, que yo soy un tío normalito y las celebraciones me pueden.
Pero lo digo ya y me dejo de tantas vueltas, que nada, que hoy cumplo 500, sí, 500, domingos en mi Día, que ahí queda la cosa. La verdad es que no son 500, para qué nos vamos a engañar, que son unos cuantos muchos más, porque no he contado las cosas que he hecho para la Feria o para la Semana Santa, así que me venga a la cabeza, y tampoco he contado algunos otros, que se me han escapado por lo que sea, que ya saben ustedes que yo no tengo buena la cabeza del todo. Pero ésa es otra historia, y hoy toca concentrarnos en los 500 domingos oficiales y contados en mi Día, que ya son domingos, pero muchos. En este tiempo, parece que han pasado muchas cosas, pero en verdad no han pasado tantas, que si uno se para a pensarlo, pues eso, que unas cuantas caras nuevas, otras viejas, los de siempre, y poco más. En estos 500 domingos he disfrutado de unos cuantos peroles, y de diez meses de mayo, y de tantas otras Fuensantas, y de casi diez temporadas de sofocones de nuestro Córdoba, que hay que reconocerlo, que ni por accidente nos dan una alegría, mira que ya es difícil, que yo creo que es más fácil que nos toque la Primitiva. Pero para Primitiva la mía, por seguir aquí en mi Día, gloria bendita, que no he conocido mejor gente en toda mi vida.
En mi barrio se tomaron a guasa, al principio, lo mío con el periódico, pero con los años se han ido acostumbrando, y me leen, pero casi todos, que tengo que tener más cuidado que la mar, que se me enfadan enseguida si escribo algo que no les gusta, cómo son. A veces me ha pasado eso con un rostro popular de nuestra Córdoba bendita, pero nunca ha sido nada grave, sobre todo porque yo nunca he intentando fastidiar a nadie, ni lo intentaré, aunque tengamos algún paisano que bien se merece una colleja, o un capón, de vez en cuando. Pero no es día de hablar de esas cosas, como ustedes comprenderán, que estoy de fiesta grande. Y cómo me alegra celebrar estos 500 domingos en mi Día en pleno mayo cordobés, que sólo habría atinado más si hubiera caído en un día de San Rafael. En fin, que sólo les puedo decir que me apunto a otros 500 y a los que hagan falta, sin problema, que esto me gusta más que un perol en la sierra. Ya no les digo nada más, que me voy a empezar a poner tonto y no es esa la cuestión, me parece a mí. Muchas gracias a todos y todas, como diría nuestra Rosa.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios