Quousque tamdem

Luis Chacón

luisgchaconmartin@gmail.com

Los míos, no

Es responsabilidad de cada uno de nosotros acrecentar aquellas virtudes de las que disfrutemos

Existe una cierta tendencia a pretender que virtudes y defectos, cualidades estrictamente personales, son realmente colectivas. Es claro que siempre que las virtudes correspondan a los míos y los defectos a los otros. Y todo ello, tan sólo en función de que se profese una religión determinada, se defienda una ideología concreta, se haya nacido o se viva en una zona delimitada o se pertenezca a una específica clase social. Añadan todos los criterios de agrupación humana que se les ocurra, porque la idea en cuestión, como todas aquellas que buscan la pureza más absoluta sin admitir la debilidad del alma humana, es siempre limitable en razón a cualquier concepto por ridículo que parezca. Así que los de un barrio son más –escriban cualquier virtud que se les ocurra– que los del barrio de enfrente, que son todos unos –vuelvan a anotar un defecto a su gusto– y todo este, digamos razonamiento, lo acaban explicitando como verdad incuestionable. Entiéndase barrio como izquierda y derecha; religioso y ateo; rico y pobre; español y extranjero o natural de cualquier región, provincia o municipio.

Lo curioso es que esa idea, siendo tan feble, esté tan arraigada en muchos que aun demostrándoles con uno muchos casos concretos que corruptos, ladrones o asesinos los hay de todas las ideas y en todos los partidos, confesiones, países, regiones y pueblos, te responden argumentando lo que el filósofo inglés Antony Flew definió como la falacia del “auténtico escocés” en su libro Thinking About Thinking. Un razonamiento tan sencillo como definitorio de la falta de juicio analítico del proponente que se resume así. Alguien dice que “Ningún escocés hace tal cosa”. “Pues a mi tío Angus, que es escocés, le gusta hacerlo”, replica otro. ¿Y cómo le contesta el primero?: “Pues ningún auténtico escocés lo haría”. Y así se liquida el asunto. Mal y sin argumento de ningún tipo, porque ¿qué virtudes se suponen que adornan al auténtico escocés?

Lamentablemente es una falacia absolutamente extendida. Tan utilizada en el debate público com o falsa en su planteamiento. Pues no existen virtudes, ni defectos colectivos. Ni unos ni otros se adquieren por pertenecer a un grupo determinado. Las cualidades humanas son personales. Y es responsabilidad de cada uno de nosotros acrecentar aquellas virtudes de las que disfrutemos y limitar los defectos de los cuales adolezcamos. Algo que no ocurrirá por adherirse a grupo alguno.

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