Se supone que en el plazo de cinco días el Gobierno central va a aprobar un Plan Nacional para responder al impacto económico y social de la invasión de Ucrania, que incluirá rebajas de impuestos. Es lo que avanzó el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, en otra intervención en La Sexta hace más de diez días, casi tantos como lleva la huelga del sector del transporte y que está provocando pérdidas millonarias en todos los sectores.

Debe ser que el martes de la semana que viene habrá una conjunción interplanetaria que nos va a beneficiar a todos, tal y como allá por 2009 anunció Leire Pajín , la que fuera secretaria de Organización del PSOE, cuando espetó aquello de que se iba a producir el "próximo acontecimiento histórico en un nuestro planeta", y que no era otro hecho que coincidieran Obama y Zapatero en la Unión Europea (UE).

De manera evidente, el martes que viene no se va a producir un hecho de estas características, ni mucho menos, porque además, cualquier solución de este tipo llega demasiado tarde y parece que en las altas esferas lo de bajar y pisar la calle cuando están arriba, parece que cuesta. También queda el beneficio de la duda, de que hay que convencer a la UE y tener todo atado y bien atado.

Esperar casi dos semanas a que se adopten medidas de carácter económico cuando la calle parece que empieza a despertar y, en cierto modo también a arder, es querer, prácticamente, encender la mecha así de casualidad y ver cómo acabamos los unos y los otros. O peor, seguir haciéndonos dependientes de las ayudas que todos pagamos con nuestros impuestos. O aún más grave, hacernos creer que es normal no hacer acopio de nada, cuando el miedo, como siempre digo, es libre, pero no para que nadie nos diga o nos obligue a actuar de una forma o, en estas fechas, comprar una cosa u otra, siempre que se pueda, claro. O incluso, tensar demasiado la cuerda para que cuando llegue la resolución, sea cual sea, cale y sea bien recibida.

Llegue el anuncio que llegue en próximos días, que seguro que será a bombo y platillo, unos se encargarán de decir que es lo mejor que nos podía pasar, que todo es por nuestro bien y que la culpa es de Putin y la cruenta invasión de Ucrania. Y otros lo criticarán porque no les queda otra y dirán que es insuficiente. Seguro que más de uno está ya ensayando el titular.