Animales políticos

Proclamado Espadas, es más que probable que más de un animal empiece a pesar si ya no va tarde

Postulares en unas primarias frente al candidato oficial, y sin terminar de controlar la organización, siempre es apostar por un caramelo envenenado. Si las pierdes, las pierdes; pero si las ganas, tienes que gestionar el triunfo y desarrollar tu proyecto en medio de una estructura que ve peligrar su posición por no haber visto que cambiaba el viento. Lo cual, tan humano como comprensible, puede provocar su enroque a la espera de que un imprevisto golpe de suerte cambie el rumbo de los acontecimientos.

Susana Díaz aceptó su tercera derrota nada más conocer el recuento. Lo que en principio solo significa que acepta unos resultados que tampoco no puede cuestionar. Acto seguido, anunció que no se volvería a presentar a la secretaría general, aunque nada dijo de dimitir. Lo que es lógico porque estas primarias no eran para elegir ese puesto y nada la obliga. Pero, en un partido que solo ha seguido el modelo PNV durante el periodo en el que Carlos Sanjuán fue secretario general, no se comprende que el candidato a la presidencia no sea quien lo lidere. Susana debe saberlo, y como lo sabe, sería lógico que diera el relevo cuanto antes. Como persona que ha declarado hasta llorar su profundo compromiso socialista, se podría entender como una leal colaboración con el nuevo proyecto del que alejaría cualquier tipo de sombra. Desde un punto de vista egoísta, buscar una rápida salida le puede permitir negociarla y presentarla envuelta en un halo de dignidad. La alternativa es una resistencia numantina. Lícita y adornada con la defensa de un proyecto diferenciado cuyas diferencias tendría que saber explicar muy bien para convencer después. Pero eso, a la vista de la sucesión de derrotas concadenadas desde su pulso con Sánchez en las primarias por el PSOE, parece difícil de conseguir en poco menos de seis meses y se puede interpretar como un lastre al proyecto del recién elegido candidato.

Sostiene Shameless que una de las principales características del animal político es su capacidad para detectar el momento justo en el que debe cambiar de líder en la mandada. Ni muy pronto, para no correr riesgos. Ni muy tarde, para que la jura de su nueva lealtad carezca de valor. Proclamado Espadas, es más que probable que más de un animal empiece a pesar si ya no va tarde. El progresivo cambio de lealtades no hará más que aumentar las prisas y Susana puede estar cada vez más sola.

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