13 de octubre

Dícese nacional de lo relativo a la nación. Neutro como el agua de un rio que nace del risco.

El día 12 de octubre, para que no se me acuse de parcial desde el inicio, es una fecha en que, tras las últimas modificaciones legislativas de no me acuerdo cuándo, celebramos en España la fiesta nacional. Claro que conozco la historia y sé cuánto tonto puede andar por ahí añorando el estomagante día de la Raza franquista, fantasía de difícil digestión que puede andar en el origen de tanta aversión a lo llamado nacional. Pero, mala noticia para transeúntes demoscópicos, resulta que Franco (mil años tardó, pero al fin) murió en 1975. Harán 50 este año. Las tonterías del franquismo se fueron borrando. Y queda el 12 de octubre porque, con Franco y sin él, dos cosillas sí que pasan el 12: una, es el Pilar, la Virgen del Pilar, se entiende y, dos, se conmemora el descubrimiento de América.

Se puede celebrar el Pilar, como maños todos del mundo por sabia elección, pero es muy confesional y todo eso lo cepilla en el altar laico la nueva religión de lo políticamente correcto, más dogmática y agresiva que una fe individual que, a veces, se comparte colectivamente. Lo quitamos del guion. Queda el 12 del descubrimiento, pero, vaya, la historia es puñetera y cómo conmemorar el linchamiento y la opresión que la espada castellana y cruz romana llevaron al continente. Muy sobrevaloradas la Escuela de Salamanca y las leyes de Indias. Eliminado.

Yo estoy por el consenso, el descanso y los seres sintientes. A muchos de estos últimos, el 12 les da urticaria. Así que propongo elegir una bandera de pueblo al azar cada año, ondearla y, en aras del pluralismo, en contra del neofranquismo, del neocatolicismo, del neocolonialismo y preñado de multivalor, que el día 13 de octubre sea fiesta nacional, o de la Administración General del Estado y la Ciudadanía. Nada que celebrar ni conmemorar. Sin desfile. Sin boato. Simplón. Pero no nos joden el puente los gilipollas.