El parqué
Descensos generalizados
La 1, que ha pillado la ola de la crispación política continua para ganarse audiencia, ha aprovechado la tendencia y ha contemplado que la docuserie Los secretos del No-Do recibía el interés del público. De media ha superado el 10% de cuota y los 750.000 seguidores. Bien. La serie, que tiene material pendiente de sobra, viene a ser la expansión de El franquismo en color y trabajos similares a cargo de Brutal Media que venían estrenándose en DMax, en un rincón de la TDT. La producción estrenada en La 1 revela también que nuestra Historia tiene relieve para captar público y nuevos espectadores.
La Historia siempre ha interesado pero en estos tiempos de viralidad apenas hay producciones serias. Nuestro pasado ahora se cuenta a cachos y las nuevas generaciones lo aprenden por tópicos, frases hechas y miradas sesgadas a través de vídeos en las redes y soportes así. En 2026 se cumplen 90 años del inicio de la Guerra Civil y no hay nada en el horizonte mediático para asomarnos a unos años que causan ahora tanto escozor. Esa ya sería una buena razón para hablar, tal vez con una consideración y templanza que hemos perdido, qué pasó entonces.
Los secretos del No-Do, como el principal altavoz, el más popular y eficaz de la dictadura, ocultaba y retorcía no nos debería sorprender. Los métodos y estilo del No-Do han seguido siempre vigentes en las televisiones públicas: herramientas de control y propaganda. Sin disimulos presidenciales. Cadenas taurinas que, por ejemplo, maquillan la desvergüenza en la Consejería de Salud ¿no?
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