Gumersindo Ruiz

No es momento para la prudencia

Tribuna Económica

01 de marzo 2022 - 01:52

Tenía razón Josep Borrell, el Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Seguridad, al decir que Europa hacía el ridículo ante Rusia, y que la amenaza de sanciones ni evitan una agresión, ni una marcha atrás cuando se implementan. El único lenguaje que conocen los autócratas es la fuerza, y si se acusa a Vladimir Putin como criminal de guerra -por invadir un país y provocar muertes, sin una agresión previa-, hay que poder llevarlo algún día a un tribunal internacional.

Las bolsas ante la debilidad de las sanciones, esperando una guerra breve, piensan en la recuperación, y esto resultaría morboso en medio de tanto sufrimiento, si no fuera porque los analistas tienen que hacer su trabajo; aun así, hemos visto gestoras llamadas responsables, sobre invertidas y especulando en Rusia; he leído también informes animosos sobre las recuperaciones que se dieron después de Kosovo, Torres Gemelas, Iraq, o Crimea; y como si eso fuera lo más importante, se calcula que para el índice S&P 500, una inversión de 100.000 dólares desde la invasión soviética de Afganistán, sería ahora 4.500.000. Aparecen asimismo cálculos sobre cuánto va a costarnos la guerra como consumidores, los trastornos en suministros, y se pide prudencia para que no suframos mucho por las sanciones.

Esta no es forma de encarar la situación. Primero, una economía de guerra exige sacrificios, reduciendo consumos energéticos y asumiendo que las sanciones tendrán un rebote; como ejemplo muy pequeño, la afición no puede permitir que la UEFA tenga nunca más el patrocinio de 45 millones de la compañía estatal rusa Gazprom. Segundo, la OTAN no es una fuerza agresiva sino de defensa, y la timidez en integrar a países por no provocar a Vladimir Putin ha sido inútil; Rusia no se habría atrevido a atacar a un país ya dentro de la OTAN, y dejar tan claro que no se intervendría en caso de invasión ha sido otro error. Tercero, cualquier país autocrático de Europa, Asia, África o América, donde las decisiones las toma una persona que no tiene que presentarse a unas elecciones, es una amenaza potencial y, por tanto, Europa tiene que independizarse de las autocracias más poderosas y peligrosas como Rusia o China, pues el mundo no se acaba en la "gasolinera rusa" ni en el tecnológicamente sofisticado "bazar chino", y es hora de mirar a democracias representativas, y trabajar más con ellas.

Ayer fue el Día de Andalucía, y evocamos hoy a nuestro Shaykh al-Akbar Muhyi ibn ´Arabí (finales del XII) que, en una de las expresiones de tolerancia más hermosas que se conocen, dijo: "Mi corazón se ha abierto a todas las formas: es pasto de gacelas, convento de monjes cristianos, templo de ídolos, la Caaba del peregrino, las tablas de la Tora y el libro del Corán. Practico la religión del Amor, y en cualquier dirección en que sus caravanas avancen, esa es mi fe". Aquí "amor" es sinónimo de "espíritu", vividos y opuestos a las "formas", que se consideran "frías y muertas", pero por muy emotiva que sea esta declaración de piedad, las caravanas que vemos avanzar estos días no son de espíritus libres que buscan el bien de una forma u otra, sino de tanques dirigidas por un espíritu maligno, al que nunca deberíamos mostrar nuestras debilidades y nuestros miedos.

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