Análisis

Joaquín Aurioles

El clima empresarial ante las elecciones municipales

El indicador de confianza empresarial que trimestralmente publican las Cámaras de Comercio de Andalucía y el Instituto de Estadística y Cartografía nos ofrece la percepción de las empresas sobre sus expectativas de negocio en el futuro inmediato. Acaban de conocerse las correspondientes al primer trimestre de 2023, que nos trasladan al inicio de la campaña de las elecciones municipales del próximo mes de mayo y bien puede considerarse como un avance del clima general de la economía andaluza que los empresarios pronostican para ese momento.

Lo que nos indica los datos es que las empresas que esperan que sus negocios empeoren durante el primer trimestre de 2023, un 28,6% del total, duplican a las que piensan que van a mejorar, un 14,5%. En el conjunto de España las expectativas no son muy diferentes (24,9% y 15,1% respectivamente), aunque algo menos pesimistas. Quiere esto decir que, si aciertan en sus percepciones, la moral de las empresas no estará en su mejor momento cuando se inicie la campaña electoral, si bien es cierto que todavía estaban peor en el pasado trimestre, que finalmente se cerró bastante mejor de lo que esperaban. En concreto, el 21,9% de ellas admite que les fue mejor que en el trimestre anterior, mientras que el 21,7% manifiesta que lo contrario. La diferencia es reducida, pero muy significativo que el saldo sea positivo, porque es la primera vez que ocurre desde el primer trimestre de 2020, cuando se inició la pandemia.

Dentro de Andalucía las más optimistas son, con diferencia, las empresas malagueñas, donde las expectativas son favorables para el 20,9% de ellas y desfavorables para sólo el 17,3%. Es también la única provincia donde el optimismo es claramente superior al pesimismo, mientras que en Almería ambas opiniones se igualan en el 18,75% de los casos. En el resto, las expectativas se inclinan por un empeoramiento de la situación, siendo Sevilla la única donde la percepción de mejoría (15,9% del total) es ligeramente superior a la del conjunto de Andalucía.

La sensación que transmiten los datos de confianza empresarial se resume en el mantenimiento del clima de pesimismo dominante durante los últimos tres años, aunque cediendo terreno de forma lenta pero sistemática frente al optimismo. En estas condiciones, las expectativas de creación de empleo se mantienen negativas, aunque mejoran las del trimestre anterior, mientras que las de inversión, más sensibles a la incertidumbre que provocan la inflación y la guerra de Ucrania, empeoran en su balance de expectativas para el año entrante, en contraste con la mejora observada en el de cierre de 2022. En el caso de las exportaciones, tanto en el cierre del trimestre anterior como en las expectativas sobre el actual, el empeoramiento se impone sobre la mejoría.

El factor determinante del pesimismo todavía dominante es la insuficiencia de la demanda para el 64% de los establecimientos consultados, pero también influyen la escasez de mano de obra, pese al elevado nivel de desempleo en la comunidad, y el aumento de la competencia, probablemente como reflejo de las dificultades para sobrevivir en un entorno inflacionista.

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