Análisis

Félix Ruiz Cardador

El adiós de Contador

Contador, ocurra lo que ocurra en la Vuelta, se irá con su trozo de luz y su trozo de sombra, como todos

Alberto Contador se retira, se baja de la bicicleta. Lo hará cuando acabe la Vuelta a España, y si hay suerte con una victoria que sería un brillante colofón. Contador, ocurra lo que ocurra, se irá con su trozo de luz y su trozo de sombra, como casi todos en esta vida. Luz por sus victorias y su clase, por esa irrupción del pistolero de Pinto que conquistaba las cimas con un simbólico disparo y su sonrisa deslumbrante, y sombra por la contumacia de sus detractores, por la insistencia de los que se quedaron en el asunto del chuletón y el clembuterol, en el lejano 2010. Con Contador, con duda o sin ella, desaparece en cualquier caso una época, la de un gran campeón, la de uno de los seis corredores históricos -junto a leyendas como Eddy Merckx, Jacques Anquetil o Bernard Hinault- que han vencido en las tres grandes por etapas: Tour, Vuelta y Giro. En su caso, por dos ocasiones, ya que en su palmarés, incluso con el Tour y el Giro que le quitaron, relucen dos victorias en Francia, otras dos en Italia y tres en España, donde podría aún lograr una cuarta. Hablamos en fin del decimosegundo corredor en el ranking histórico de la UCI, y del segundo mejor de los españoles, según ese mismo inventario, por detrás tan sólo del imbatible y robótico Miguelón Indurain. Ahí, en esa lista, aparece por encima incluso de otros grandes del ciclismo español de diversas épocas como Perico Delgado, Alejandro Valverde, Luis Ocaña, Federico Martín Bahamontes, José Manuel Fuente Tarangu, Ósca Freire, Joaquím Rodríguez o el grandísimo Carlos Sastre, todos ellos situados entre los cien mejores. Echando un ojo al vídeo casi de despedida que ayer subió a las redes Contador, no quedaba por tanto sino emocionarse por tantas siestas y por tantos buenos ratos de ciclismo, por ser el gran continuador, junto a Valverde, de esa saga de ciclistas fenomenales que ha dado este país hasta convertirnos e una gran potencia de este magnífico, y por desgracia ultrajado, deporte de la bicicleta. Contador se merece por todo ello una despedida a lo grande y ojalá los aficionados españoles se la den porque cuándo volveremos a ver a otro campeón de este calibre por aquí si es que, por fortuna, lo vemos.

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