Alicia Coronil Jónsson

Política monetaria restrictiva prolongada

23 de septiembre 2023 - 00:30

El grado de desaceleración económica en 2024 vendrá definido, entre otros factores, por la evolución de los shocks exógenos y de oferta que han surgido o se han acelerado desde la disrupción de la pandemia. En un contexto en el que, más allá de las incertidumbres asociadas a la crisis energética y alimenticia, también el proceso de descarbonización, la pérdida de población activa, la polarización de la sociedad o las tensiones geopolíticas se han erigido a corto plazo como elementos que presionan al alza el nivel de precios.

Así, a pesar de la moderación de las tasas de variación interanual del IPC respecto a los máximos alcanzados en 2022, que podrían verse parcialmente revertidas a corto plazo ante el fuerte repunte de la cotización del petróleo, sus niveles se mantienen en términos generales todavía alejados de los objetivos fijados por las autoridades monetarias de las economías avanzadas. En un contexto, en el que los bancos centrales del G7 han advertido de la necesidad de mantener el endurecimiento de la política monetaria ante la complejidad respecto a otros periodos de controlar la inflación y situarla de forma sostenida en un 2,0% anual. De esta forma, la Fed ha confirmado esta visión ante la volatilidad de los precios de la energía, la resiliencia del consumo de los hogares, los reducidos niveles de desempleo, y las mejores perspectivas de crecimiento de la economía estadounidense a corto plazo respecto a la Eurozona.

Más allá de las últimas decisiones de los principales bancos centrales en EEUU y Europa, la realidad es que afrontamos un nuevo entorno de tipos y precios y un entorno económico que tendrá que adaptarse a la nueva era en la que estamos inmersos.

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