Carmen Pérez

Nuevo jarro de agua fría

Tribuna Económica

26 de enero 2024 - 00:30

En la última reunión de 2023, el BCE quiso ser cauto y buscó deliberadamente rebajar la euforia de unos mercados que estaban ansiosos porque empezaran los descensos de los tipos de interés. La negociación en los mercados monetarios así lo reflejaba y el Euríbor también había reaccionado descendiendo unas cuantas décimas. El mensaje que se trasmitió entonces fue que la meseta iba a ser larga: descartadas nuevas subidas, sí, pero de cuándo iban a comenzar las bajadas, la presidenta, Christine Lagarde, sólo dijo “dependemos de los datos, no del tiempo”. En la primera reunión de 2024, en el día de ayer, más de lo mismo, mantenimiento de tipos de interés, pero silencio sobre el inicio del descenso. Seguiremos en el 4,5%, como mínimo, hasta verano.

La moderación de la inflación, el encarecimiento y descenso de los préstamos, la debilidad del crecimiento en la Eurozona y el anuncio de la Reserva Federal de bajadas de tipos antes del verano, no son suficientes. El BCE sigue firme y considera que, e incluso en las próximas reuniones de marzo y abril, sería prematuro revertir el camino. Primero, porque la inflación sigue por encima del objetivo, especialmente en el sector servicios, todavía en el 4%.

Segundo, porque hay que seguir la evolución de los costes laborales, que constituyen el primer catalizador para enquistar o elevar la inflación subyacente, la que más preocupa al banco central, y que sigue elevada. En mayo estarán disponibles los datos de los acuerdos salariales del primer trimestre y pueden ser claves para la decisión de junio.

Tercero, porque también hay que seguir observando la evolución del precio de la energía, que sorprendentemente no se ha disparado con la guerra entre Israel y Palestina, como suele suceder en cuanto se desata un conflicto en Oriente Medio.

Y cuarto, y nuevo, el conflicto en el Mar Rojo, que tendrá sin duda un impacto inflacionista a lo largo de los próximos meses. Europa, cuyo principal comercio marítimo con Asia pasa prácticamente en su totalidad por el Canal de Suez, es la gran perjudicada. Numerosas navieras han suspendido sus trayectos o los desvían a rutas más largas. Los costes de fletes y seguros se están disparando.

El BCE será inflexible porque además considera que la última milla del proceso de reducción de la inflación es la más difícil de recorrer. Nuevo jarro de agua fría así para los mercados y para todos aquellos que se consideran que Lagarde se está equivocando.

Además, ahora, tiene también en contra a otro colectivo. En estos días se han conocido los resultados de una encuesta para valorar su gestión por parte de sus empleados: la mitad denunciaba un desempeño deficiente, y que no era la persona adecuada para dirigir el banco. Pero parece que no la suspenden por sus decisiones de política monetaria, sino como reacción a las críticas que les hizo días antes: calificó a los economistas de “camarilla tribal”, que se citan entre sí, y de que sufrían fe ciega en sus modelos econométricos; que estaba rodeada de personas con similares estudios de similares escuelas, lo que llevaba a una falta de diversidad que hacía que el grupo no funcionara. Inadmisible este enfrentamiento en público, tanto por parte de ella, como de los otros.

stats