Dom Pierre Pérignon reposa en la abadía benedictina de Épernay, cerca de aquellas barricas donde descubrió los secretos del champán, la bebida más celebrada del mundo, el vino más conocido y reconocido. La firma Dom Pérignon a su vez es una de las más emblemáticas de la zona de Champagne y cada año presenta novedades, selectas, de su bodega.

En homenaje al monje pionero este año se ha elegido para la presentación en España del Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias, en la provincia de Madrsid, un edificio lleno de Historia en un contexto de pasado intenso y un entorno natural que era el lugar idóneo para la puesta de larg de la nueva añada de Dom Pérignon.

Para maridar y festejar las bondades del Dom Pérignon Vintage 2013 los chefs Diego Guerrero (D’Stage) y el italiano Carlo Cracco han sido los elegidos para el menú a cuatro manos para acompañar a los brindis de este vino con 10 años que revela su delicadez, clacisismo y elegancia. Un champán sedoso y único, como cada añada de esta maison francesa.

Sadeck Berrabah, artista galo, ha diseñado para este acto una impactante coreografía en la que 40 bailarines se cohesionan y mueven de forma geométrica creando un efecto de movimiento uniforme y armónico.

Y de escenario dicho monasterio madrileño guarda cierta similitud con la Abadía de Hautvillers, enclave donde empezó esta historia de Dom Pérignon, el lugar de la inspiración para crear el siempre divertido champán y que despierta a los artistas evocaciones y conceptos.

Fundado en el siglo XII, el lugar que ha acogido la presentación es un lugar único en el que el tiempo y las personas han ido dejando sus huellas. Un enclave de concordia y silencio en el que convergen en armonía distintos estilos arquitectónicos: el estilo románico convive con la multiplicidad de una fachada barroca, un claustro renacentista y una bóveda gótica.

Ese equilibrio de fuerzas artísticas complementarias es el que apela este Dom Pérignon Vintage 2013, un vino de proporciones justas, como se fue guiando en la cata. El menú a su vez daba respuesta a las cinco facetas del champán estrenado: precisión, intensidad, tactilidad, complejidad y mineralidad.

Guerrero, con dos estrellas en Madrid, formado en su Bilbao natal, se decanta por las esencias, el producto plenamente natural en elaboraciones de alta cocina. Cuenta con otros locales complementarios, Dspeak, Dspot y Dpickle Room. Cracco es el chef de la trufa en el restaurante milanés que lleva su nombre, con dos estrellas. Aprendió en el Véneto, evolucionó junto a Alain Ducasse en Francia y triunfó en el Piamonte. Cuatro estrellas para el champán.

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