Las enfermedades infecciosas han sido, desde siempre, uno de los retos más relevantes desde el ámbito de la medicina; esto es así porque los diferentes microorganismos capaces de generar enfermedad en la especie humana han hecho (y hacen aún) mucho daño en términos de morbilidad y mortalidad.

Aunque gracias a los avances en salud pública (higiene alimentaria, provisión de agua potable, sanidad ambiental, vacunas o antibióticos, entre otros) muchas sociedades han conseguido grandes avances en la prevención y en la lucha frente a las enfermedades infecciosas, tenemos hoy día muchos desafíos que resolver.

La pandemia causada por el Covid-19 es uno de los acontecimientos recientes que han puesto de manifiesto la vulnerabilidad de la especie humana ante los agentes infecciosos y la necesidad de trabaja de manera continua y constante en los campos de la detección precoz, la vigilancia epidemiológica y la intervención sanitaria con las mejores capacidades posibles en todos esos ámbitos. De igual forma, la investigación en materia de generación de vacunas eficaces y tratamientos (especialmente antivirales y antibióticos) debe seguir siendo una constante para estar mejor preparados cara a minimizar el impacto de las enfermedades infecciosas.

En este campo del conocimiento médico, el trabajo conjunto con los profesionales de la salud pública o con otros muchos profesionales es una arma poderosa para conseguir el objetivo de disponer de una mejor salud para el conjunto de la sociedad.

Pero es que, de igual forma, el avance en el conocimiento científico en el ámbito de las enfermedades infecciosas hace necesario dar un paso en la línea de la mejora de la formación especializada de nuestros médicos, lo que debería traducirse en la creación de una nueva especialidad. Así, la especialidad de médicos especialistas en enfermedades infecciosas vía formación MIR sería un paso muy positivo para reforzar las capacidades de nuestro sistema sanitario en este campo del conocimiento médico. Bien es cierto que esta decisión, que debería haberse adoptado hace ya algunos años, requiere un encaje con otras especialidades médicas ahora existentes; pero nada que no pueda tener solución desde una mirada constructiva que cuide el beneficio de los pacientes y los ciudadanos.

Es por eso que conviene avanzar en esta dirección y hacerlo con cierta urgencia, para no perder más tiempo en la línea de conseguir reforzar nuestras capacidades. Ojalá podamos ver pronto esta aspiración hecha realidad.

De este modo, como podemos ver, el nuevo curso sanitario es apasionante y retador. Que se imponga el diálogo y el acuerdo es una aspiración compartida que nos implica a todos.