El viernes, como estuvo así feúcho el día, debutamos con las torrijas, que por algo ya estamos en Cuaresma. Esta vez el promotor fue mi cuñado, que no es que sea muy semanasantero, pero sí que le gustan todas sus tradiciones y las suele seguir. Y para comer torrijas, pues eso, tampoco me lo tienen que decir dos veces, que si me apunto a una ronda de Aspirinas, a esto voy corriendo.

Pero hasta llegar a las torrijas del viernes tuvimos una poquita de agua, poca cosa, pero algo es algo. La cosa se está poniendo ya seria, que los pantanos están como mi cuenta corriente, o sea, muy mal, casi no hay agua ya, y eso nos puede acabar provocando un disgusto, si la cosa no se remedia. Crucemos los dedos, porque ya es lo que nos faltaba, que yo no he visto nunca tantas desgracias juntas, vaya tela, que ya sólo falta que lleguen los marcianos, que todo lo demás lo tenemos o lo hemos tenido.

Y antes también tuvimos lo del Córdoba en Canarias, que al final fue ir para nada, porque nos han quitado los puntos que ganamos en el campo. A alguien se le pasó que no se podía poner a no sé cuál jugador y acabamos metiendo la pata. No se ha montado mucho lío porque vamos sobrados de puntos, pero esperemos que no nos acordemos de ellos más adelante, que cosas más raras se han visto en el fútbol, y en la vida, que al final lo de las moscas en la boca cerrada es tal cual dice el refrán, y no sé si me estoy explicando del todo. Pues eso, que estos detalles hay que cuidarlos, que lo mismo que te han pasado ahora, cuando pueden pasarte, también te pueden pasar cuando no pueden pasarte y la acabamos liando, y yo creo que todo el mundo me entiende.

Yo no sé si hemos empezado muy pronto con los caracoles y con las torrijas, pero la verdad es que me están sentando de miedo, eso es así. Nada más probar las de mi hermana, que son una cosa gloriosa, Soraya ya ha dicho que esta semana hace ella, o sea, que ya tenemos relío para el viernes que viene, vaya disgusto, con lo poco que me gustan. En fin, que son las cosas que trae la primavera, que es una estación muy bonita en casi todos los sitios, y muy especialmente aquí, en nuestra Córdoba bendita, que se prepara para sus grandes fechas.

Donde espero que también llegue la primavera es a Ucrania, que yo no creo que haya nada más triste y más ilógico que una guerra, que ni puedo ver los telediarios de los lotes de llorar que me pego. Ojalá se acabe cuanto antes y se resuelvan las cosas como se deben hacer, hablando, que hablando se entiende la gente.

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