Análisis

josé Martínez Olmos

Covid y jóvenes

La actividad de rastreos y gestión de cuarentenas recae en Atención Primaria

En los últimos días y a raíz de poder conocer los datos de incidencia agrupados por edad de los afectados, hemos apreciado el enorme incremento de nuevos casos en los colectivos más jóvenes que están aún pendientes de poder acceder a la vacunación.

La eliminación de la mayor parte de las restricciones a la movilidad y a la interacción social tras decaer hace un par de meses el estado de alarma, ha sido el caldo de cultivo en el que se han producido numerosas actividades lúdicas en las que la interacción social con escaso o nulo cumplimiento de las medidas de prevención han permitido generar situaciones de contagio masivo, que han afectado de manera especial a los grupos poblacionales más jóvenes.

El macro brote de Mallorca que ha afectado a centenares de jóvenes que tienen en común la organización de viajes de fin de curso y la asistencia a eventos lúdicos masivos es un ejemplo de la situación que se está viviendo en estos momentos de la gestión de la pandemia. Pero es una situación que se ha presentado en otros muchos lugares de España porque ese tipo de viajes con actividades lúdicas sin la necesaria protección han sido una realidad bastante general. El buen tiempo ha sido un aliado para el ocio nocturno, los botellones y los eventos masivos y, en ese contexto, las condiciones para una explosión de contagios entre personas no inmunizadas son ideales. Mas allá de las consecuencias sanitarias que este enorme repunte de casos está teniendo y va a tener, que es probable que no sean de igual intensidad que olas anteriores, tenemos que estar preocupados por la salud de las personas afectadas y por la enorme presión que esto supone en los dispositivos de atención primaria.

Los casos positivos contagiados en estos eventos masivos generan la necesidad de una actividad de rastreo de contactos y gestión de posibles cuarentenas que ponen en dificultad el trabajo de la atención primaria cuyos recursos son manifiestamente insuficientes.

Hay que doblegar la enorme incidencia de nuevos casos en la que estamos inmersos para evitar los daños en salud y los riesgos que esta situación supone. Para ello va a ser necesario establecer limitaciones en el horario de actividad del ocio nocturno en función de índices concretos de riesgo y evitar los botellones en los que se dan las circunstancias favorables para el contagio masivo.

Junto a ello, es imprescindible una labor pedagógica dirigida en especial a los más jóvenes para trasladar los argumentos que justifican la necesidad de seguir aplicando las medidas de prevención que sabemos que funcionan: mascarilla, distancia de seguridad y lavado de manos.

La creciente circulación de la variante delta que tiene mayor contagiosidad y que podría tener mayor capacidad de contagio en las personas vacunadas parcialmente, añade más razones a la necesidad de tomar medidas que impidan el crecimiento de contagios.

Hay que ser conscientes que el abordaje de las medidas necesarias en la población más joven requiere un planteamiento capaz de empatizar con este colectivo e informar y formar usando un lenguaje y unos argumentos comprensibles, y buscando siempre los canales en los que adquieren información y la difunden. Faltan aún algunas semanas para alcanzar la inmunidad a través de las vacunas en los jóvenes. Trabajar este momento de la pandemia con criterios como los señalados es imprescindible y, además, necesario.

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