Análisis

Andrés Aragoneses

China: deterioro y deflación

La actividad económica china sigue mostrando señales de desaceleración. La compleja coyuntura global ha limitado el dinamismo de una economía que, tras el fin de la estricta política zero covid esperaba crecer en torno a un 5,0% anual en 2023. Las tensiones geopolíticas o los altos costes de financiación en Europa, entre otros factores, han lastrado el comercio, sector sobre el que se ha fundamentado el crecimiento en las últimas décadas y que parece estar dando señales de agotamiento. En concreto, las exportaciones de China cayeron en octubre un 6,4% interanual frente al retroceso esperado del 3,3%.

En este sentido, y a pesar de que las importaciones sí repuntaron, lo que podría señalar una cierta recuperación del consumo privado y de la producción industrial, las autoridades chinas estarían tratando de impulsar el consumo interno con el objetivo de rebajar la dependencia del sector exterior. No obstante, los diversos paquetes de ayuda fiscal y monetaria parecen de momento no impulsar la demanda, constada por la deflación registrada en el último mes.

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