Una época en la que todo era posible y todo estaba por hacer. Los hijos de Kennedy es un viaje en el tiempo a los sueños rotos de la década de los 60. José María Pou dirige un montaje que presenta un lujoso reparto que incluye a las actrices Maribel Verdú, Emma Suárez y Ariadna Gil -juntas por primera vez en un escenario- y los actores Fernando Cayo y Álex García. La obra llega hoy a Córdoba para celebrar una sola función (20:30) con todas las entradas vendidas.
El autor del texto, Robert Patrick, se sitúa en una noche lluviosa en un pub de Nueva York y da voz a cinco representantes de esa generación que vivió en los 60 durante el mandato del presidente Kennedy. Todos ellos exponen, en forma de monólogo y con una copa en la mano, cómo vivieron aquella época, sus triunfos, sus sinsabores y los cambios que se produjeron en sus vidas.
Los protagonistas son cinco arquetipos de personajes de la sociedad norteamericana de aquel tiempo: una aspirante a actriz disfrazada de Marilyn (Verdú), una ciudadana media que trabaja de secretaria (Suárez), una hippie de Woodstock (Gil), un actor acabado y homosexual (Cayo) y un soldado veterano de la guerra de Vietnam (García). Desde el escenario, los actores invitan al espectador a trasladarse hasta los años 60: la década de los jóvenes, de los derechos de la mujer, del poder negro, el movimiento gay y la contracultura, la guerra de Vietnam, los misiles nucleares y el bloqueo de Cuba. La época del movimiento hippie, el Muro de Berlín, el mayo francés, la píldora anticonceptiva, el amor libre, la psicodelia y el pacifismo. La década de la bohemia y la disidencia, de Martin Luther King, el Che Guevara, Neil Armstrong y Marilyn Monroe. Y la de los Beatles, Jimi Hendrix, Janis Joplin y Joan Baez. La década, al cabo, de John F. Kennedy y de su asesinato, el 2 de noviembre de 1963, un magnicidio del que se han cumplido recientemente 50 años.
"Hoy el mundo es otro", dice Pou. "Y nosotros -añade-, los de entonces, ya no somos los mismos. ¿O sí? Muchos seguimos colgados de los sueños de los sesenta porque se rompieron abruptamente". La muerte violenta del presidente norteamericano, una noticia que sacudió al mundo, fue el hecho, según el director del montaje, que rompió los sueños y las ilusiones de toda una generación. De ella, del desencanto, del fracaso de los héroes, de la frustración y de los muñecos rotos habla Los hijos de Kennedy, estrenada en 1973 en el cuarto trastero de un pub londinense, desde el que salió catapultada a los teatros de todo el mundo y obtuvo un premio Tony. En España se montó en 1977, con un reparto en el que figuraba María Luisa Merlo junto a Gema Cuervo y Paco Valladares. Su hijo, el productor Carlos Larrañaga, ha aprovechado ahora el 50º aniversario del magnicidio para volver a poner la obra en pie.
Pou, ganador del Premio Nacional de Teatro, explica que vio esta pieza alternativa de Patrick en una de aquellas primeras representaciones en Londres. Le dejó una huella difícil de borrar, la del retrato del fin de una época. "Me interesó -explica- por el extraordinario trabajo de los actores. La obra requería una verdad que entonces no era tan habitual en el teatro. La función era el réquiem por una época desaparecida. Me llegó".
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