Arte | La muestra permanecerá abierta hasta el de febrero

Un viaje al alma de Malévich

  • El Museo Ruso de Málaga acoge una exposición del pintor vanguardista que incluye 44 obras, 13 de ellas inéditas en España, además de vestuario teatral creado a partir de sus bocetos

El Museo Ruso de Málaga acoge un total de 44 obras del pintor Kazimir Malévich, creador de la corriente del Suprematismo y uno de los artistas referenciales de la historia del arte. Además, el centro exhibe al mismo tiempo una muestra dedicada a David Burliuk, uno de los personajes más llamativos de la cultura artística rusa de principios del siglo XX. Las dos muestras se pueden ver hasta el 3 de febrero de 2019. La exposición cuenta así con 44 obras escogidas entre los fondos del Museo Estatal Ruso de San Petersburgo, de las cuales 16 son inéditas en España.

La trayectoria de Malévich es "tensa y acelerada", manifestó el director de la Agencia de la Casa Natal de Picasso y otros Equipamientos Museísticos y Culturales, Jose María Luna. "Recorre con voracidad los ismos del siglo hasta llegar al gesto absoluto". Una de las obras más características de la trayectoria artística de este artista es Cuadrado Negro, presente en la exposición del museo malagueño. Refleja así lo que para él consideraba el Suprematismo. La comisaria de la exposición y directora artística del Museo Ruso, Yevguenia Petrova, definió que, para él, "significa que no hay algo más superior mas allá, que no fue inventado: es arte no figurativo donde no hay ningún objeto". "Considera que sólo el arte no figurativo está más cercano al sueño de la igualdad social respecto a la humanidad", agregó Petrova.

Para Malévich, los paisajes realistas creados por la humanidad constituyen algo meramente decorativo, "no es real". "Él no creía que eso fuera la realidad. Era sólo una ilusión y, por ello, se debía engañar a las personas haciéndolo ver como algo real", aclaró Petrova.

Otro de las contenidos destacados de la exposición presenta, bajo el título Victoria sobre el sol recreaciones de los trajes de la ópera que lleva su mismo nombre. "Es una deconstrucción de la obra, pero muy exacta", puntualizó la directora artística. Los trajes originales no se pudieron conservar.

En 1913 Malévich pintó varias obras de carácter alógico que le llevaron a crear esta ópera bufa. En esta pieza se presentaba la batalla de la gente del futuro contra los prejuicios burgueses, simbolizada por la aparición de un telón donde el sol tiene forma de cuadrado negro en lugar del habitual círculo rojo. Este es el origen de la metáfora del Cuadrado Negro. La idea de empezar desde cero y cambiar totalmente el lenguaje expresivo del arte. "El cuadrado negro crea un nuevo estilo para el arte cuando no se muestra nada, pero con el color y la forma el pintor transmite todo lo que piensa el artista de la vida y de las personas", relató Petrova.

Deportistaso Cabellería Roja reflejarán la siguiente etapa del artista. Tras la Revolución Rusa de 1917, Malévich se dedicó a organizar la educación artística según los nuevos principios vanguardistas. Como muchos de sus contemporáneos, buscaba una manera de renovar el marco en el que debía habitar el hombre moderno. Para mediados de los años veinte el pintor concluye que la sociedad soviética no entendía el Suprematismo pictórico. Siempre fiel a sus ideas, comenzará a pintar cuadros de campesinos y obreros, en concordancia a la corriente temática de esos años. Así que les dio su estilo personal. Los personajes de esta nueva etapa figurativa no tienen peso, ni expresan acciones. Ni siquiera tenían rostro.

Carentes de paisajes, son abstractos, como en sus composiciones de la década anterior. "Sus campesinos no tienen rostro porque tenían otra concepción de la realidad, ya la veían distinta", subrayó la directora.

Durante los últimos años de su vida, Malévich reflexionó sobre la cuestión de la decoración de las Casas y los Palacios de Cultura, que en los tiempos soviéticos sustituyeron a las iglesias. "La vida sigue; había que seguir estas condiciones sociales nuevas que aparecen en la unión soviética", contextualizó Petrova. "Este momento es fantástico, lo que cuenta que va mucho allá de las iglesias y compara lo que ocurría en las iglesias y lo que ocurre en los centros de culturales", explicó Yevguenia Petrova, y añadió que "él afirmaba que había mucho en común entre la Iglesia y la ideología soviética: en ambos casos hay protagonistas y antagonistas".

Pero no solo Kazimir Malévich es el protagonista de las salas del Museo Ruso de Málaga. Las obras de David Burliuk, conocido en Rusia como el padre del futurismo ruso, pueden admirarse también en las paredes de Tabacalera. "Quisimos juntar las exposiciones porque eran cercanos", aclaró la directora artística, "aunque sus estilos fueran radicalmente opuestos".

La instalación de la exposición estuvo ultimando sus últimos detalles hasta la madrugada del día de la inauguración, el pasado viernes, tal y como admitió Jose María Luna. "Nunca se había visto una colección tan extensa de este artista. Podemos traer ahora por primera vez a Málaga, Andalucía y España muchas de sus obras gracias a nuestros socios de San Petersburgo", manifestó. El Museo Ruso goza de una presencia internacional, y así lo confirmó en la presentación de la muestra el director del Museo Ruso de San Petersburgo, Vládimir Gúsev. Esta institución "se ha convertido en un centro cultural no solo de España, sino que de Europa y es un centro turístico importante para nosotros", explicó.

Cada vez más los visitantes se detienen a aprender de los textos para comprender el contexto de las obras. "Es importante trabajar aquí porque vemos que el espectador español lo acoge. Vemos cómo se detienen y leen los textos. Ahora incluimos más información para entender mejor las obras de la exposición", concluyó Gúsev.

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