En tierra extraña | Crítica

Extraños en su tierra

Momento de 'En tierra extraña' en el Gran Teatro.

Momento de 'En tierra extraña' en el Gran Teatro. / IMAE Gran Teatro

El IMAE puede congratularse con un comienzo de año agotando las entradas para uno de sus primeros espectáculos programados en Gran Teatro. Tras su estreno en el Teatro Español el pasado noviembre y sus correspondientes semanas en cartel, En Tierra Extraña comienza su gira nacional en Córdoba y quizá algo habrá tenido que ver la mano de nuestro paisano Juan Carlos Rubio, autor y director de la obra, en este hecho.

La ficción (la definimos así ya que pese a tratar personajes reales dicho encuentro nunca se produjo) nos traslada a la tarde del 12 de julio de 1936. Sobre el escenario casi desnudo del Teatro Español la cantante Concha Piquer y Rafael de León revisan letra y música de Tatuaje mientras esperan la llegada de Federico García Lorca, quien accede a entrevistarse con la tonadillera por la amistad que le profesa al letrista y poeta sevillano.

El retraso del granadino incomoda a la valenciana, mujer implacable con cualquiera que falte el respeto y que siempre demostró al emplear mano dura entre los miembros de su compañía. Pese al mal comienzo de la cita, el desarrollo de la misma va aplacando los ánimos, sobre todo gracias al donaire de Rafael que, a modo de balanza, equilibra los egos de la diva y el autor del momento.

Bajo el pretexto de obtener una canción del poeta expresa para ella, la Gran Señora de la Copla revela la auténtica razón por la que deseaba hablar con Federico: su coqueteo con Rafael, quien siente por Lorca un amor con seguridad no correspondido, es algo que preocupa a la cantante, quien se siente en la responsabilidad de proteger a su joven autor.

También a este hecho se une el dramatismo de los tiempos oscuros que corren, con el acecho de un inminente alzamiento militar y lo que supondría para Rafael y Federico vivir fuera del abrigo de una España sin República. A lo largo del encuentro, entre cotilleos, gracietas, canciones y otras confesiones, conoceremos la vida de estas tres grandes personas con una genialidad que rompió fronteras y ha trascendido hasta nuestros días.

Juan Carlos Rubio firma un texto a la altura que nos acostumbra y, con brillante dinámica, su dramaturgia juega con las emociones. Pese a la inexistencia de la historia, las motivaciones, circunstancias y acontecimientos que vinculan sus protagonistas son absolutamente creíbles, generando una situación que podría ser perfectamente así de haber ocurrido y es ahí donde surge la magia de la obra.

Otra de sus grandes bazas ha sido la elección del reparto que, con la misma precisión, dirige. Avelino Piedad es todo desparpajo con su jovial Rafael y regala los momentos más cómicos. A la zaga le secunda Alejandro Vera, el cual se encarna de nuevo en Federico, alguien que ya ha interpretado en Lorca, la correspondencia personal con Histrión Teatro y lo hace con generosidad desplegando todo un abanico de registros.

Todo público conocía la prodigiosa voz de Diana Navarro, quien soporta el mayor peso musical de la obra. Lo que sin duda ha sido una revelación es su puesta de largo como actriz de teatro, algo que obviamente por experiencia profesional no está a la misma altura que su calidad como cantante, pero se puede afirmar que defiende con gran dignidad y seguramente le hará crecer en cada función que represente. Gracias a la gran complicidad y versatilidad que despliegan, el trío de intérpretes se ganó merecidamente el caluroso aplauso del respetable.

En Tierra Extraña ofrece la oportunidad de reconciliarnos y no solo con un género musical que está relegado al ámbito folclórico asociado a nuestros mayores. También es una mirada a la necesidad de reivindicar la libertad del ser humano y cómo nuestra identidad y sus raíces expresadas a través del arte deben unirnos por encima de ideologías que tanto daño han causado en nuestra Historia. Reconozcamos los hechos, defendamos derechos, otorguemos paz y reconocimiento a todas las víctimas de conflictos pasados. Dejemos de sentirnos extraños en nuestra tierra.

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