"Yo nunca he sabido hacer un verso"

ENTREVISTA · LORENZO GARCÍA

El escritor cubano, exiliado desde 1968, constituye un ejemplo de vida consagrada a la literatura · Hoy participa en una lectura en la Facultad de Ciencias del Trabajo

Lorenzo García Vega, ayer, en la Biblioteca Central.
Alfredo Asensi / Córdoba

17 de abril 2009 - 05:00

La escritura en libertad es su sello. La superación de géneros y esquemas, su modelo de relación con la literatura. Lorenzo García Vega (Cuba, 1926), miembro en su juventud del grupo Orígenes (junto a José Lezama Lima, Gastón Baquero, Virgilio Piñera y Justo Rodríguez, entre otros), despliega estos días en Córdoba el brillante caudal de su voz poética. Esta tarde, a partir de las 13:00, participa en una lectura en la Facultad de Ciencias del Trabajo junto al esloveno Tomaz Salamun y el español Francisco Alemán. Serán presentados por Blas Sánchez Dueñas.

-Usted tituló sus memorias El oficio de perder. ¿Se considera un perdedor vocacional?

-Sí, creo que sí, he perdido bastante... Uno se da más cuenta de sus pérdidas cuando tiene 82 años y hace recuento.

-Y en su caso, ¿cómo es ese recuento?

-Todo se define en el título de una antología mía reciente: Lo que voy siendo. Ese es mi objetivo: tratar de ir siendo, de componerme a mí mismo como pueda, hacer un collage sobre mí e ir viviendo.

-¿La edad favorece el autoconomiento?

-Yo siempre he estado bastante confuso. Con los años quizá no nos conozcamos mejor, pero sí nos perdonamos. La vejez es una gran enseñanza.

-¿Cómo recuerda la etapa del grupo Orígenes?

-No tengo muy buena impresión de aquellos años. No los culpo a ellos; seguramente la culpa era más bien mía: era insoportable.

-¿Cómo era el ambiente cultural y poético de la Cuba de su juventud?

-Una cosa para salir corriendo, para meterse debajo de la cama.

-¿Cómo ha sobrellevado su condición de exiliado?

-Hace tanto tiempo que me fui de Cuba... Me fui en el 68. Y me cuesta hacer balance. Por otra parte, hay tanta gente que habla del exilio, que se dice exiliada... Parece que ahora el raro es el que no ha sufrido algún exilio. Dan ganas de preguntar: ¿cómo ha podido usted vivir tantos años sin exiliarse?

-También hace mucho tiempo, más de 40 años, de la publicación de Suite para la esperanza, pero este libro mantiene una frescura y un carácter innovador que lo sitúan entre los más importantes de la poesía cubana del pasado siglo.

-Una obra muy juvenil. Es una obra que curiosamente se ha mantenido en el tiempo. Después de toda una vida escribiendo es curioso comprobar cómo algunos libros permanecen y otros no. Hay libros que un autor cuestiona. Yo he tenido libros fracasados. No me arrepiento de ninguno de ellos, pero me he dado cuenta de que a veces estuve intentando lo que no podía hacer en ese momento.

-Usted ha huido siempre del encasillamiento, de quedar atrapado en los géneros tradicionales.

-Sí. Por ejemplo, siempre he dudado de que yo sea un poeta. Yo nunca he sabido hacer un verso bien; además, no me gusta escribir versos. Siempre me enseñaron que un poeta es el que hace versos, así que dudo que yo lo sea.

-¿Es optimista respecto al futuro de Cuba?

-Uno nunca sabe nada de nada. Sabe Dios lo que está pasando. Veo lo que sale en los periódicos.

-¿Tiene relación con escritores cubanos?

-Sí, de hecho hace un mes me han publicado en Cuba, por primera vez, una antología poética. Ha salido en dos editoriales: la de la poeta Reina María Rodríguez y Vigías, una editorial de Matanzas.

-¿Qué está escribiendo actualmente?

-Escribo minicuentos. Estoy trabajando mucho con los sueños, que son un material literario interesante. De hecho, próximamente voy a dar un taller de sueños en la Residencia de Estudiantes de Madrid.

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