Fue bautizada como María Antonia Alejandra Vicenta Elpidia Isidora Abad Fernández (Campo de Criptana, Ciudad Real, 1928), pero el mundo la conoció como Sarita Montiel. Luego llegaron Sara Montiel y Saritísima, nombres que apenas podían abarcar la dimensión humana y artística de esta mujer de otro tiempo. Su trayectoria como cantante y actriz, internacional y repleta de leyenda, ha merecido estudios, libros, homenajes (como el que le tributó el Festival de Cine Español de Málaga en la edición de este año), documentales, entrevistas y todo tipo de producciones para alimentar una industria cultural que adolece cada vez más de la falta de heroínas semejantes.
El último ejemplo es el monográfico recién publicado por T&B Editores y preparado por los periodistas José Aguilar y Miguel Losada, que han recopilado imágenes, testimonios e historia en un amplio álbum que se repasa con lujuriosa entrega las mejores películas de la diosa; un recorrido por la vida profesional de la artista desde su salida de Campo de Criptana, su ciudad natal, hasta que llega a codearse con los más grandes en Hollywood, como Ingrid Bergman, Clark Gable o Natalie Wood. Todo un mito erótico español.
Con ninguna ambición académica y la intención de ofrecer un recorrido que permanezca en la memoria del lector, el libro presenta su mayor riqueza en su parte visual. Aguilar y Losada reúnen los carteles de los filmes emblemáticos, desde Veracruz, que dirigió Robert Aldrich en 1954 y en el que Sara Montiel compartió reparto con Gary Cooper y Burt Lancaster, hasta la polémica Esa mujer, que dirigió Mario Camus en 1969 a partir de un guión de Antonio Gala, pasando, por supuesto, por El último cuplé (1957), La violetera (1958) y Carmen la de Ronda (1958, más conocida en Hollywood como The devil made a woman). El tesoro fotográfico es enorme: la portada de la revista Semana que protagonizó en 1944 con absoluta candidez abre un fuego que transcurre por la sensualidad encarnada de Serenade y el escote abrumador de La bella Lola en los 60. Divina como femme fatale en su etapa americana, libre y rotunda cuando en los 70 adoptó el look hippie a lo Farrah Fawcet. Sola o en compañía de Mario Lanza, Anthony Mann, James Dean, Gary Cooper, Joan Fontaine, Samuel Fuller, Alfred Hitchcock y Pedro Infante. En México y en París, en Hollywood y en Cuba, sus piernas eternas conquistaron medio mundo.
Para terminar, el libro incluye una rica colección de frases de Sara Montiel, con perlas como las siguientes: "Es absurdo que me llamen la Marilyn Monroe latina. La diferencia es que yo soy actriz"; y "Cuando enseño mi cuerpo nunca lo hago porque sí. Muestro belleza". Sobre lo que otros han dicho de ella, sirva como muestra este botón de Mario Lanza: "Para Serenade la descubrí de la siguiente manera: estaba mi hija Coleen mirando una revista y de pronto, al verla, dijo: es la mujer más guapa que he visto en mi vida". Genio y figura.
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