Las historias orales que de pequeña le hacían abrir los ojos como platos contagiaron a Cristina Fernández Cubas (Barcelona, 1945) el gusto por los altillos que esconden mundos prohibidos y las grietas desde las que se atisba el horror. Veinticinco años de escritura la han convertido en autora de culto y referente de las sucesivas generaciones de cuentistas. La editorial Tusquets reúne ahora los 20 relatos que publicó en cinco libros, junto a uno inédito, en el volumen Todos los cuentos.
-Desde su sorprendente debut con su primer libro, Mi hermana Elba, su capacidad para crear personajes, historias y atmósferas inquietantes resulta sorprendente. ¿Por qué eligió ser cuentista?
-Todos los géneros literarios tienen su atractivo y sus dificultades, pero el cuento me apasiona como lectora y como escritora. Me gusta que me inquieten, que me den mi espacio, me molesta que me lo den todo machacado. El cuento prima la concisión y la intensidad sobre la extensión. Tras un buen relato, tu imaginación sigue completando y continuando la historia. Es un género fascinante.
-Los libros se agotan y no siempre se reeditan. Muchos lectores van a descubrirla gracias a la aparición de Todos los cuentos. ¿Dónde se inserta ahora su estilo?
-Empecé como francotiradora y ahí sigo. No me siento adscrita a ningún grupo o corriente. Debo tanto a mis lecturas como a las historias orales que oía en mi infancia. Puedo haber evolucionado pero todos mis libros son complementarios. La infancia y ciertos caminos mágicos están más presente en los primeros relatos, como Mi hermana Elba. Ahora, la senectud tiene más protagonismo, como en El moscardón, una historia tristísima y tremenda sobre las estrategias que inventas para evitar que te internen en un asilo cuando has perdido la cabeza. El niño y el anciano tienen un código de valores distinto al del adulto y me gusta explorarlo.
-Poe, Bram Stoker y su Drácula..., son algunos de los autores con los que se la vincula por su maestría para crear suspense y terror. ¿Reconoce su deuda con algún nombre de la literatura en castellano?
-Emilia Pardo Bazán lo exploró todo. Me gusta ese mundo de claroscuros, introducirme en caminos que se entrelazan secretamente y concluir las historias con una insólita visión de la experiencia humana. El cuento es un género que facilita muchísimo el arte de sugerir, de desafiar las leyes del espacio y del tiempo.
-Su relación con el cine ha sido intermitente pero constante. Trabajó en Fotogramas y ha sido miembro del jurado del último Festival de Cine Europeo de Sevilla. ¿Tiene pendiente la adaptación de alguna obra?
-El momento de la creación literaria es el más barato que existe: un papel, un lápiz y algo que contar. Y en cualquier sitio, además. Siempre escribo en el secretismo máximo. A veces las palabras te esclavizan inconscientemente, por eso no me gusta adelantar nada de lo que estoy haciendo.
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