El puente que inventó Max Aub
Reeditada la publicación con la que el escritor quiso reunir a los escritores españoles en los 60
La revista Los Sesenta, en la que Max Aub reunió, en México y a mediados de los 60, a los escritores del exilio y a los que se quedaron en la península tras la Guerra Civil, se ha publicado -por primera vez en España- completa en edición facsímil y numerada.
El nombre de la revista se debió a la condición de Aub de que sólo colaboraran en ella autores que hubieran cumplido esa edad, ya que pensó inicialmente en sus amigos de la Generación del 27, como Rafael Alberti, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre y Dámaso Alonso, quienes figuraron como editores de la revista junto a Bernardo Giner de los Ríos.
De la revista se publicaron cinco números en otros tantos volúmenes de poco más de 100 páginas cada uno en los años 1964 y 1965, reproducidos ahora facsimilarmente por el sello sevillano Ediciones Ulises junto a un sexto que reúne sendos trabajos críticos sobre la revista y sus colaboradores de Gabriele Morelli y Xelo Candel Vila, especialista en la obra del fundador de Los Sesenta.
Los cinco volúmenes reúnen poemas y textos de -además de los editores de la revista- Juan Ramón Jiménez, León Felipe, Miguel de Unamuno, María Teresa León, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, Ramón J. Sender, Juan Rejano, Juan José Domenchina, Juan Larrea y Antonio Espina, entre otros, y del novelista francés comprometido con la causa de la República André Malraux. También incluye cartas de Pío Baroja y correspondencia entre Enrique Díez-Canedo y Alfonso Reyes.
Quien no quiso participar en la revista, con una respuesta a Max Aub en palabras de Gabriele Morelli "bastante terca y violenta, en el estilo del hombre", fue José Bergamín, quien ya se hallaba de regreso en Madrid. De su colaboración en la revista, Bergamín escribió a Aub: "Me repugna hacerlo -te lo digo con sinceridad- al lado de esos dos académicos de la Real realísimo contubernio, complicidad y cobardías, que son aquí Vicente y Dámaso, ex amigos. Si vinieras a España lo comprenderías y sentirías, creo, como yo". Sin embargo, Dámaso Alonso, como también hizo Vicente Aleixandre, se puso a "disposición" y "a las órdenes" de Max Aub con una carta en la que le confesaba: "Yo estoy viejo, cansado y bastante desilusionado. Admiro tu perenne juventud. Y tu salud (...) Pero si así, como soy y estoy, crees que puedo serte útil para empresas literarias, heme aquí".
Esta respuesta era acorde con los objetivos de Aub, los de crear "un frente común posible" y, según Morelli, "un puente sólido y fraternal entre los escritores de su generación" que permanecían en España y los que vivían fuera, exiliados.
La idea de Aub fue hacer una revista sin notas críticas, con "puros textos de creación, memorias o lo que nos dé la gana", según la carta que envió a uno de los colaboradores, en la que añadía que las colaboraciones que publicara Los Sesenta debían servir "no diré para dejar a los jóvenes boquiabiertos, pero casi".
Aub quiso que la revista naciera y se publicara en Ciudad de México por ser un lugar representativo del exilio cultural español, lo cual tenía la ventaja, según señaló Aleixandre en su carta de respuesta a la invitación de Aub, de que evitarían los efectos de la censura en España.
El texto de Xelo García Candel, profesora de la Universidad de Valencia, aborda, en medio centenar de páginas, los pormenores de la gestación de la revista, que Aub tenía ya concebida desde 1958, así como las condiciones que para colaborar pusieron algunos de los convocados, lo que se acompaña de fragmentos de correspondencia entre el autor valenciano y sus colaboradores a cuenta precisamente de cada uno de esos trabajos para Los Sesenta.
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