El rock progresivo de los Jethro Tull de Ian Anderson cierra esta edición

32º festival de la guitarra Última jornada

La banda británica ofrece un concierto esta noche a las23:30 en el Teatro de la Axerquía, recuperando para el directo su álbum 'Thick as a brick' cuando se conmemoran los 40 años de su publicación

Jethro Tull, esta semana, en el Festival Veranos de la Villa de Madrid.
Irene Contreras / Córdoba

14 de julio 2012 - 05:00

El rock progresivo de los Jethro Tull de Ian Anderson aterriza esta noche (23:30) en el Teatro de la Axerquía, poniendo el broche de oro a un Festival de la Guitarra que un verano más ha inundado la ciudad con músicas de diferentes estilos.

Ian Anderson, líder emblemático de Jethro Tull, pone voz a la formación y da vida y letra a sus canciones desde el nacimiento de la banda, por la que han pasado 28 miembros diferentes a lo largo de sus más de 50 años de existencia. Flauta en ristre, este escocés se convierte además en el signo diferenciador que desde sus comienzos a finales de los años 60 ha logrado distinguirles del resto de grupos de rock progresivo como sus contemporáneos King Crimson, los eternos Pink Floyd o los más jóvenes Tool.

Al respecto del instrumento que le identifica, Ian Anderson declaraba recientemente que la primera flauta que llegó a sus manos lo hizo casi "por designio divino", inmediatamente después de haber renegado de las cuerdas. "Cuando escuché a Eric Clapton tocar la guitarra comprendí que nunca sería tan bueno como él", explica. Este relevo instrumental convirtió a Ian Anderson en un roquero poco convencional, que en lugar de subir al escenario armado de guitarra eléctrica lo hacía con una flauta, con la que consigue, a base de pinceladas sinfónicas, dotar a sus composiciones del aire barroco que da identidad propia al grupo.

La parada que Anderson y los suyos hacen en Córdoba se enmarca en una gira que pretende ser un homenaje a su disco más famoso, Thick as a brick, que cumple ahora 40 años. Este disco debe parte de su reconocimiento a la fórmula poco común con la que está compuesto: se trata de una sola canción, una unidad que se divide en dos partes, cada una de las cuales corresponde a una cara del vinilo en el que fue producido en su formato original. El propio Anderson admite que recuperar este repertorio para el directo es una apuesta de riesgo y una tarea tan complicada como lo fue en su día su composición. "Es una pieza muy compleja, con muchos detalles, tienes que estar muy concentrado, como en una carrera de Fórmula 1 en la que hay que ir pensando con antelación en cada curva, en cada parada...", explica el músico.

Anderson presenta en esta gira, además, la segunda parte de ese Thick as a brick, construyendo una secuela de la historia que contaban las letras compuestas en 1972. Si en estas se ponía en la piel de un niño inglés de ocho años, expresando las complicaciones de hacerse mayor, Thick as a brick 2 completa esta historia ofreciendo distintas versiones del desenlace de su vida, marcada por las desigualdades sociales del mundo actual. El anuncio de que Ian Anderson tenía entre manos la composición de una segunda parte del exitoso disco creo cierta incertidumbre y malestar entre los seguidores del grupo, pero la respuesta está siendo positiva: esta composición se mantiene fiel al estilo de la primera pese a que en la voz de Anderson se refleja ya el paso de los años.

Desde los comienzos de la banda, Jethro Tull se ha caracterizado por la teatralidad de sus actuaciones, para las que sus componentes llegaban incluso a aparecer disfrazados y en las que la interactuación con su público era, y sigue siendo, un punto clave. En sus más recientes conciertos el grupo ha demostrado no haber perdido las ganas con el paso de los años y mantenerse aún en buena forma.

Esta noche a las 23:30 en el Teatro de la Axerquía, la banda ofrecerá un concierto que promete unir generaciones. Los veteranos que vieron a Jethro Tull alcanzar la fama con su disco Aqualung en los 70 compartirán gradas con las nuevas generaciones de amantes del rock, que han recuperado, décadas después, obras maestras como la enérgica Locomotive Breath.

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