Elsa Punset. Escritora

"Estamos programados para sobrevivir pero también para cambiar las cosas"

  • La divulgadora presenta su último libro, 'El mundo en tus manos', centrado en la importancia de la inteligencia social y en métodos sobre cómo potenciar las habilidades sociales

La escritora y divulgadora Elsa Punset llega esta tarde (19:00) a la Feria del Libro con su último libro, El mundo en tus manos (editorial Destino), en el que propone un test para ayudar al lector a conocer su inteligencia social, saber qué partes potenciar y como entrenarlas.

-El objetivo de El mundo en tus manos es que cada uno conozca su inteligencia social, pero ¿qué es la inteligencia social?

-Durante años he buscado respuestas a cómo somos por dentro y cómo podemos comprender y transformar eso que somos. Es lo que llamamos inteligencia emocional. En este nuevo libro, El mundo en tus manos, desplazo la mirada desde dentro hacia fuera, hacia lo social, porque el impacto de los demás en nuestras vidas es enorme y afecta nuestra salud no sólo mental sino también física. Enfermamos y hasta morimos cuando los demás nos rechazan. Así que he querido comprender cómo nos relacionamos y comunicamos con los demás y cómo podemos transformar nuestros hábitos mentales y sociales.

-¿Cuáles son las claves para la inteligencia social?

-Somos seres muy sociales, así que, en un mundo cada vez más complejo, quería enfrentarme al reto de comprender qué podemos hacer para convivir y prosperar mejor juntos. Creo que no somos del todo conscientes del cambio increíble que supone para todos vivir en esta sociedad donde el conocimiento y la posibilidad de ser creativos ya no está en manos de unos pocos, ¡sino que la mayoría tiene acceso a ello! Esto está cambiando el papel de las personas en el mundo. Supone un empoderamiento de las personas, porque tenemos más poder de decisión que nunca, podemos relacionarnos con más personas, podemos inventar más cosas, hacer más bien y más mal… Pero, ¿estamos preparados para ello? Con El mundo en tus manos, quería poner algunas herramientas en manos de los lectores.

-¿Cómo debe el lector enfrentarse a este libro?

-Con ganas de transformar su vida y de colaborar para transformar el mundo que nos rodea, preguntándose cómo nos convertimos en ciudadanos activos. Una de las principales cualidades de nuestra mente es la flexibilidad, pero el cerebro sólo es flexible exactamente igual que el cuerpo: si lo entrenas. Estamos aprendiendo a entrenar la mente como aprendimos a entrenar el cuerpo hace unas décadas. Por ello, este libro es proactivo: incluye una sección para potenciar tu energía física y mental, porque ambos son interdependientes, y entrenamientos y manos a la obra en cada capítulo, que puedes incorporar de forma natural a tu vida diaria. Quisiera que el lector se pregunte a raíz de este libro: ¿Cuánto ejercicio vital he hecho hoy? ¿Qué he aprendido, desaprendido, creado, imaginado, qué habilidad he fortalecido, qué comportamiento he ensayado? Si haces siempre lo mismo, nada cambia.

-¿Estamos perdiendo habilidades sociales debido al uso de las redes sociales e internet?

-Hablamos de que estamos viviendo una epidemia de soledad. Según encuestas llevadas a cabo en distintos países, de media una de cada cinco personas admite sentirse crónicamente sola, y reportamos que cada vez tenemos menos amigos íntimos. Recordemos que sentirnos solos indica, ni más ni menos, que necesitas recuperar conexiones e intimidad con los demás. En los años noventa, la esperanza era que internet pudiese ofrecer una oportunidad para frenar esta epidemia de soledad a la que ya llevábamos décadas asistiendo. Pero lo cierto es que trasladamos nuestra forma de relacionarnos a la red; nuestra soledad o nuestro sentimiento de conexión. No cabe la menor duda de que internet es una forma revolucionaria de compartir información y de potenciar la colaboración entre las personas, pero esto no tiene por qué conllevar una mejora en la calidad de las relaciones que establecemos a través de la red. Un experto como John Cacioppo dice incluso que la comunicación a través de internet solo tiene la apariencia de intimidad. El problema real es que no estamos programados para sentirnos a distancia. Pero tienen remedio; pongámonos manos a la obra para dar a la naturaleza eminente social de las personas formas de expresarse.

-Hay personas que nunca se han acercado a este tipo de literatura de autoayuda porque no creen en ello. ¿Qué mensaje les daría?

-La etiqueta de autoayuda no significa gran cosa, es un cajón de sastre que designa libros muy dispares cuyo objetivo, más o menos logrado, es que las personas se embarquen en un viaje de auto-transformación, que no sean pasivas y que no se resignen. Hasta hace relativamente poco tiempo creíamos que lo que somos no tiene arreglo, que la genética y la primera infancia lo eran todo, pero hoy en día sabemos, afortunadamente, que no es así, que estamos programados para cambiar. Simplemente tenemos que comprender lo que nos ocurre para poder transformarlo y ser conscientes de que cuidar y entrenar la mente es igual que cuidar y entrenar el cuerpo: requiere constancia. Tienes un cerebro tan flexible como tu cuerpo, capaz de aprender y desaprender. Pruébalo, sé pionero en el entrenamiento de tu mente y descubrirás que tienes muchos más recursos en tus manos que creías posible.

-En la actualidad debido a los problemas económicos cada vez hay más personas que tienen problemas psicológicos. ¿Qué les recomienda? ¿Cómo salir de la tristeza que causa el desempleo?

-Hoy en día podemos tener el mundo en nuestras manos. Estamos recuperando poder de decisión, se acabó el tiempo de los ciudadanos pasivos: dependencias, jerarquías inamovibles, grupos cerrados, información reservada… Para ello, hay que comprender y entrenar las habilidades necesarias del ciudadano activo. Cada uno puede luchar por un mundo más justo a su manera, más o menos comedida. Somos tantos y estamos ahora tan conectados, que si nos ponemos de acuerdo en reclamar unos mínimos, lograremos seguir recuperando la capacidad de decisión que habíamos delegado en manos de políticos, religiones e instituciones variadas. Estamos programados para sobrevivir, sí, pero también para cambiar y transformar, eso que los ingleses llaman rock the boat, es decir, cambiar las cosas.

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